Crónica del concierto de Marwan en la Sala Margarita Xirgu.

Publicado el 11 mayo 2015 por Coverset @Cover_Set

POÉTICA EN DIRECTO QUE HACE FELIZ
Simpatía, cercanía y emoción. El pasado viernes, 9 de mayo, Marwan entusiasmó a todos los que llenaron el patio de butacas de la alcalaína Sala Margarita Xirgu. | Por Cristina Hernández. Fotografías por Nuria Navarro.
“Voy a hacer lo posible para que salgáis más felices de aquí. Salvo que hace poco lo hayáis dejado con alguien, entonces no”, y seguidamente risas. Así anunciaba el camino que andaríamos junto a él durante las casi dos horas siguientes. Con este rotundo enunciado, y esa divertida salvedad, Marwan, para quien fuera de acompañante o para aquellos que estaban sin saber muy bien a lo que iban, se sirvió de unos minutos para hacerse con todos los asistentes tras abrir el recital con el delicado tema “Te podría decir” (pero ¿cuál no?), esa declaración que soporta la abstinencia porque tiene un corazón para pensar, en el que señala que muchas cosas son las que podría haber dicho. Este fue el primero de los dieciséis temas con los que repasó su repertorio en la sala complutense Margarita Xirgu, espacio en el que cada semana no falta un programa cultural para todos los públicos.


Este exprofesor de educación física con inicios musicales heavys, hace de su naturalidad, cercanía y simpatía las armas que terminan por conquistar a sus fans - mayoritariamente femenino y joven -. Marwan, a sabiendas de la dubitativa pronunciación de su nombre, utiliza una de las pausas entre canción y canción para aclarar que "me han llamado de muchas formas así que os digo que se pronuncia Maruán, con u y acentuado en la segunda a". Todo de manera divertida, y tras "Del amor en general y de ti en particular" apunta lo que le sorprende el aguante que tiene la gente de escucharle cantar temas tan tristes: "Yo tengo escrúpulos y no toco solo tristes, voy variando. Antes las hacía del tirón, pero luego pienso que la gente se podría pegar un tiro", comentaba entre risas sobre sus directos, definidos por él como "conciertos terapéuticos". Entre amor y desamor, entre dolor, dolor y dolor, este trovador se sincera tras "Cómo decirte" y la apoteosis de alegría y aplausos de un coro que se animó con "Palabra por palabra", abriéndose (más) dando voz a esa actualidad tan vergonzosa que maneja los hilos de nuestra ciudad, de nuestro país, de nuestro mundo:"Todos compartimos la tristeza por ver como marcha este país. A nivel político y sobretodo a nivel sentimental... Yo estoy avergonzado de los políticos que nos gobiernos porque no tienen talla moral.", apunta con cierta rabia - ¿quién no lo siente así? -, porque es el momento de recuperar el orgullo y perder la soberbia, porque "cualquiera de nosotros es mejor persona que Esperanza Aguirre", dice poniendo un punto y seguido a una declaración cuya continuación llegaría con el tema en el que colabora Nacht, "Necesito un país".


Además de aprovechar para presentar su nuevo libro - a la venta el 20 de mayo-, Marwan habla de las mujeres de sus canciones, de esas relaciones terminadas por los miedos, de alguna recaída con una ex tóxica, y a ellas les canta en "Desde que duermes junto a mí", "Marcas de tu paso por mi vida", "Paracaídas", "El chándal", "Un día de estos" "Marcas que no pude responder" y "Ángeles", preciosa canción y una de las favoritas del compositor.
Pero este Músico por la Paz, nombramiento que recibió por el Parlamento Europeo en 2013, también canta en este concierto a su madre, del amor que le profesa a ese sol, salvavidas y felicidad que tanto le hace falta, y a su padre, de la admiración y respeto que le tiene por ser un superviviente, por haberle enseñado tanto, un tema que le hizo bajar del escenario para cantarlo con más entrega aún junto al público.
Aunque la emoción permanece de invitado hasta el broche final con la preciosa declaración a Madrid "Puede ser que la conozcas", esa última canción de la noche y el brindis por la vida de la mano de un coro masculino al bom,bom y de uno femenino al la,la con "Hablemos de mí" fueron acordes que provocaron ese clímax de felicidad que Marwan anunciaba al principio de la velada. Porque sí, fue una velada a la luz de una enredadera que atezaba el escenario, una cita que hace de la poética en forma de canción una forma de experimentar en directo un estado de felicidad absolutamente recomendable.