Así es, la enésima adaptación del la emblemática obra de Emily Bronte vulve a la gran pantalla y lo hace de forma más fascinante que nunca. Su responsable, Cary Fukunaga, uno de los principales valores en alza del actual panorama indie, director de "Sin Nombre," producto 'made in Sundance' cuya minuciosa realización y fascinante factura visual daba luz a una de las óperas primas más estimulantes vistas en el Park City. Ahora toca segunda película, aquella que te eleva a lo más alto o te hunde en el más absoluto olvido. Pues bien, arriesgada apuesta la suya, Fukunaga retoma la ya sobada, sobadísima obra de "Jane Eyre," pero atención, le da una inesperada vuelta de tuerca que convierte el film en un romance de época salpicado por sutiles tintes fantásticos. Tras su pase constatamos que ni de lejos olvidaremos el nombre de Cary Fukunaga, y eso que el suyo no es precisamente fácil de pronunciar.
¿De qué va?
Jane Eyre nos traslada a la Inglaterra del siglo XIX, donde, tras una infancia difícil, la joven Jane se instala en la mansión del señor Rochester para trabajar como criada. La relación de la chica con el dueño de la casa se convierte en el motor de una película de corazón romántico y de atmósfera fantástica. Desde el encuentro con un joven bondadoso que prestará su ayuda a Jane, a sus enfrentamientos con la familia con la que se crió, Jane Eyre nos narra el trayecto vital de su heroína a través de saltos temporales.
¿Quién está detras?
El texto de Charlotte Brönte y la cámara de Cary Joji Fukunaga. Lo dicho, una promesa indie hecha realidad.
¿Quién sale?
Mia Wasikowska ("Alicia en el país de las maravillas"), Michel Fassbender ("Shame"), Jamie Bell ("Billy Elliot") y Judi Dench a la cabeza. Ahí es nada.
¿Qué es?
Bright Star + Cumbres Borrascosas
¿Qué ofrece?
Una historia de amor pura y dura narrada con sentido y sensiblidad sustentada en sus poderosas interpretaciones y el contundente pulso tras la cámara mostrado por el genio que hay detrás de ella. Cierto es, esperábamos un versión del clásico marcada por el terror gótico y nos encontramos con un romance gótico, eso sí, condimentado con sugerentes y sutiles pinceladas fantásticas. Es así como "Jane Eyre," al igual que las "Cumbres Borrascosas" de Andrea Arnold, nos demuestra que nunca es tarde para adaptar una buena historia por más que esta haya sido contada mil y una veces. El truco está en que ninguna lo haya hecho bajo tu personal mirada. Es el caso de la fascinante mirada que Cary Fukunaga nos regala. Un exquisitez romántica en todos los aspectos.