Crónicas afganas: Los primeros en abandonar el barco

Por Antoniopampliega

El pasado domingo, uno de agosto, mientras la inmensa mayoría de soldados que están destinados en esta base de Kandahar- en total 34.930 almas- en un pequeño y coqueto pabellón, bautizado como el ‘Ducth Corner’ el contingente holandés celebraba por todo lo alto su inminente regreso a casa. Son, posiblemente, la nota pintoresca a un lugar gris y frío donde nadie tiene nada que celebrar. Las risas, las canciones y la cerveza- dos por barba cómo máximo- corrían entre los soldados holandeses que se habían acercado a su peculiar ‘cuartel general’. “Estamos muy contentos. Por fin nos vamos de este agujero”, afirmaba un soldado holandés con una jarra de cerveza en la mano.

Holanda tiene destinados un total de 1.978 en todo el país. Aunque el grueso del contingente estaba ubicado en la provinca de Uruzgan donde compartían responsabilidad con Australia. En total, 2.500 soldados de ambas nacionalidades, para intentar meter en cintura una provincia conflictiva y donde los talibán se han hecho fuertes. “Hacemos lo que teníamos que hacer desde hace mucho tiempo”, afirma el soldado Hauffman. “Los afganos no nos quieren. Entonces, ¿qué pintamos nosotros aquí? Podemos estar cuarenta años en este maldito país pero no vamos a conseguir nada. Los talibán seguirán luchando contra nosotros. No se van a rendir. Es un asunto afgano y creo que debemos dejar que lo resuelvan ellos solos. No tenemos que ser loa abanderados de nadie ni resolviendo problemas que nos son ajenos”, sentencia.

Los primeros holandeses ‘desembarcaron’ en Afganistán en el año 2006. Cuatro años, 24 muertos, 1.400 millones de euros invertidos en la guerra y la caída de un gobierno han sido motivo suficiente para que este país europeo sea el primero en plegar su pabellón. Arriar velas y poner pies en polvorosa. A principios de año ISAF solicitó al entonces primer ministro Balkenende- del partido democristiano- una extensión de sus operaciones en el país. Esto precipitó la caída del gobierno y provocó unas elecciones anticipadas, el pasado mes de junio, ganadas por los liberales conservadores… Estos han cumplido su promesa de retirar las tropas después de la entrega de la provincia de Uruzgan a Estados Unidos y Australia que se encargaran de ella desde ahora.

La guerra de Afganistán ha demostrado que tiene poder suficiente para hacer caer gobiernos. La impopularidad de este conflicto se acrecienta a pasos agigantados. Los próximos en pedir turno para salir de este pozo sin fondo son Canadá (con un contingente de 3.550 soldados en Kandahar) a principios de 2011 y Reino Unido (con 8.371 soldados- tras Estados Unidos el país que más tropas aporta en la provincia) que tiene previsto retirar parte de su contingente a mediados del año que viene.

La noticia de la marcha del contingente holandés ha corrido como la pólvora. No hay ni un solo rincón o soldado de esta base que no esté al tanto de la buena nueva. Pero han tenido que ser los propios holandeses los que lo comuniquen al resto de naciones con presencia militar. ‘Star and Stripes’ (Barras y Estrellas), el periódico oficialista de consumo masivo entre los militares no dedica una sola línea al asunto. Ni un mísero breve o un pequeño apunte en el final de un interminable reportaje. Nada… En las radios que se pueden sintonizar en la base también hacen caso omiso a la noticia. ¿Censura? ¿Un secreto a voces? O ¿simplemente una estrategia para no bajar la moral de las tropas? Sea como fuere la noticia corre como la pólvora.

Pero la alegría holandesa choca frontalmente con el semblante de los norteamericanos que comienzan a verse sólo en el país. “No comparto su decisión de abandonar Afganistán pero si el pueblo de Holanda así lo ha decidido tenemos que entenderlo y respetarlo. Ahora bien, el día que Al Qaeda atente en alguna ciudad holandesa espero que no acudan a nosotros buscando ayuda. Si nos marchamos todos de aquí no esteramos seguros en ninguna parte del mundo”, afirma el soldado especialista Higgins con resignación. Ahora la pregunta es, ¿quién será el siguiente en abandonar el barco?