Los invito a leer la historia de Virip, que se puede parecer a muchos de ustedes y los puede ayudar a motivarse a seguir adelante. Virip, Me da mucho gusto que te haya servido el blog y que sigas mejorando.
Nos cuenta ella...
La verdad es que este cambio lo empecé en Abril 2010, una noche que traía señor tazón de papitas (Me apena decir que todos los días iba y asaltaba al OXXO con 3 paquetes de esos de $10 que tienen Cheetos, Pizzerolas, etc., un negrito y una Magnum... ya ni quiero contar cuantas calorías son de todo eso).
Total estaba en la computadora y mi madre (bendita sea, que siempre me ha presionado a que baje de peso) me dijo, "¿Te quieres morir gorda?" y ya después de una larga plática por fin me dijo que si me enlistaba a un gimnasio ella me lo pagaba, así que me puse mis moños y escogí el Sport.
En un principio la gente de ahí me molestaba como no tienes idea, pensaba que estaba lleno de personas pretensiosas. Sonreían demasiado y al parecer les gustaba sufrir, porque los veía corriendo a todo lo que puede la caminadora y poniéndole kilos y kilos a los aparatos. El entrenador después de hacerme un examen (donde salí fatal por cierto) me dio la guía, me recomendó un plan de nutrición y me dijo que me comprara un Polar. Pensé que me habían visto cara de cartera y no me hizo gracia que querían que comprará un reloj tan caro solo para que me dijera cuántas pulsaciones tengo.
Total que los meses pasaron y no había mucho cambio. Claro, ahora que lo veo en retrospectiva no iba a haber un cambio si seguía comiendo igual de mal, sino es que peor porque ahora como hacía ejercicio decía “Me lo merezco, después de todo el trabajo de hoy en el gym”, además del “Ay que flojera tengo, hoy no voy”.
Ya por ahí de Octubre 2010, mis familiares seguían burlándose de que pagaba un gimnasio tan caro y los cambios eran minúsculos. Me fastidié y fui directito a Marti por un Polar. Cuando por fin lo aprendí a utilizarme di cuenta del horror… ¡No estaba quemando casi nada! Y según yo quemaba un buen. Claro los aparatos como elípticas y caminadoras tienen un “contador” de calorías pero todos están mal, ya que el aparato no sabe en realidad cuanto esfuerzo o empeño le estás poniendo.
A partir de ese momento empecé a bajar pero a un paso relativamente lento, no fue hasta Agosto del 2011 que me topé con tu blog y me llegó la inspiración, “No vas a bajar con puro ejercicio”. Me quedé pensando a ver si no me estabas tomando el pelo, pero como ya había intentado de todo decidí darte una oportunidad y empecé a cambiar hábitos.
En un principio mi familia me tachaba de loca por andar sirviendo porciones y anotando todo en mi contador de calorías en el iPod. También me dijeron que me había vuelto muy (perdón por la palabra) mamona, ya que no quería comer atún con crema, ni leche entera. Pero dejaron de darme lata cuando vieron que si estaba teniendo resultados. Ahora de Agosto hasta hoy que es Noviembre he perdido 10 kilos, se nota más en tallas ya que sigo haciendo músculo.
Ahora por fin entiendo lo que durante muchos años me negué a ver. No es que las personas delgadas se sintieran mucho o que fueran hipócritas con sonrisas de oreja a oreja. Es que comer bien y hacer ejercicio realmente te hace feliz y se nota. No te niego, sigo todavía de vez en cuando tropezándome con mis criptonitas (el pan dulce y la pizza) pero ya es menos. Y de verdad que estoy contenta de haberme topado con tu blog.
Escrito por Fernanda Rodríguez del Peón