Cuando el rango alto entra por la puerta, la enfermedad sale por la ventana

Por Guillermina

La forma en la que el estatus social afecta la salud de los miembros de un grupo ha llamado la atención de los investigadores en las últimas décadas. En humanos, por ejemplo, el nivel socioeconómico predice la probabilidad de contraer enfermedades y la longevidad, aun considerando el nivel educativo y el acceso a servicios de salud.
Es bien sabido que los miembros en los niveles más bajos de un grupo social sufren de estrés crónico y que este, a la larga, puede ocasionar problemas metabólicos, cardiovasculares y afectar la respuesta del sistema inmune.
Sin embargo, en los machos de varias especies de vertebrados en los que su éxito reproductivo depende de su rango social, el esfuerzo de obtener y mantener dicho rango aunado a los costos energéticos de la reproducción per se pueden comprometer la eficiencia de su respuesta inmune. Además, en varias especies se ha encontrado que la testosterona y los glucocorticoides pueden inhibir la función inmune. Lo curioso es que los machos dominantes también tienen niveles altos de testosterona, y buena salud.
La relación entre las hormonas, el estrés y el sistema inmune es compleja y tal vez eso haya ocasionado que se encuentren ciertos patrones en algunas especies y otros, completamente diferentes, en otras.
Hace poco, un grupo de investigadores analizaron datos recopilados en Amboseli a lo largo de 27 años para ver cuál era la relación entre estatus, enfermedad y rango social en babuinos machos. Para ello evaluaron la relación entre el tiempo que les tomaba a los machos recuperarse de una lesión o una enfermedad y su rango social, así como con el tamaño del grupo social, estación, edad y régimen alimentario.

Babuinos machos. Fotografía de Guillermina Echeverría.

Según sus resultados, el estrés provocado por la agitada vida de los machos dominantes no pareció inhibir la respuesta de su sistema inmune: era menos probable que los machos dominantes se enfermaran y cuando se enfermaron se recuperaron hasta tres veces más rápido que los machos de bajo rango.
Los resultados son un poco sorprendentes considerando que, en la misma población, se ha encontrado que los machos dominantes pueden tener un mayor número de parásitos (nemátodos) que los subordinados y a que los machos alfa tienen niveles elevados de glucocorticoides.
Es posible que los glucocorticoides no inhiban el sistema inmune de los machos alfa debido a que los factores de estrés en estos (estrés energético) son diferentes a los de los subordinados (estrés social) y ocurren en diferentes periodos de tiempo. Además, los machos alfa reciben apoyo social con mayor frecuencia que los subordinados y -muy importante- acicalamiento, gracias al cual podrían producir niveles altos de (la gloriosa) oxitocina, hormona que a su vez podría mitigar los efectos negativos de los glucocorticoides.
Por si lo anterior no fuera poco, los machos dominantes forman relaciones cercanas con las hembras del grupo, lo cual, en sí mismo podría ser un factor determinante en la disminución de los efectos negativos del estrés.
Es importante recordar que, como en otros estudios donde se encuentran relaciones entre factores, no es posible atribuir causalidad. Es decir, el hecho de que exista una relación entre variables no necesariamente implica que una sea la consecuencia de la otra. Además, es difícil decir qué es consecuencia de qué: si la buena salud del rango alto o viceversa. En consecuencia, el estudio aquí descrito da importantes pistas para entender un fenómeno, pero aun son necesarios estudios más detallados y puntuales al respecto.