CADA día me sorprendo por las expresiones nacidas y promovidas por los científicos de la lingüista popular y adoptada sin pensar por nosotros, los ciudadanos comunes. Una que se ha vuelto de moda, más en las redes sociales, es la expresión inglesa “Hater”. Una traducción decente podría ser “quien odia” u “odioso”. Para sentido más práctico el término hace referencia a “una persona que critica a todo y todos por el solo hecho de no gustarle nada de lo que hacen”. También “alguien que no soporta tu estilo de vida o realizaciones”. Suena bien, sino fuera por un detalle. En este mundo relativista a conveniencia este término podría ser la nueva palabra para “señalar” a todos los que no temen hacer pública su voz ante las tonterías que hacen los demás. Cualquier persona que critique la orientación sexual, la afiliación política o la religión de otra; bien podría ser catalogado como hater. Otra forma de intolerancia popular. ¿Quiénes serían los principales objetivos para ganar el título? Cristianos que expresan lo anti bíblico de la homosexualidad; o revelan las practicas ocultistas que muchos famosos han adoptado y que se han disfrazado de “buenas intenciones” (Si quiere conocer a los mayores hater de la historia léase los libros de los profetas que a diario criticaban y exhortaban al pueblo para que dejase sus malos caminos y volviese a Dios… ¡Sí! Especialmente la vida de Isaías quien fue el que escribió algo que ocurre en nuestros días: “A lo bueno llamaran malo y a lo malo, bueno”; [Isaías 5: 20]). Personas que expresan su disconformidad con el gobierno o funcionarios. Aun se les podría catalogare así a personas que expresan su preocupación por un estilo de vida que no es el correcto. ¡Y mismo podría ser visto como un hater! Una cosa es respetar la forma de ser de una persona, y otra el no aconsejarla para que sea mejor. Nuestro individualismo ha tomado un mal camino. Somos entes individuales pero que coaccionan con otros. El mal de una sociedad debe ser claramente expresado concomitantemente se aportan soluciones pertinentes. Plantear que algo está mal no es cuestión de gustos, sino de principios. Ahora, cuales principios… ¿lo de nuestro mundo relativo, donde las cosas son buenas o malas según mi percepción; o del mundo espiritual donde lo malo es malo por ser malo? No me hateen, solo comparto lo que pienso.
CADA día me sorprendo por las expresiones nacidas y promovidas por los científicos de la lingüista popular y adoptada sin pensar por nosotros, los ciudadanos comunes. Una que se ha vuelto de moda, más en las redes sociales, es la expresión inglesa “Hater”. Una traducción decente podría ser “quien odia” u “odioso”. Para sentido más práctico el término hace referencia a “una persona que critica a todo y todos por el solo hecho de no gustarle nada de lo que hacen”. También “alguien que no soporta tu estilo de vida o realizaciones”. Suena bien, sino fuera por un detalle. En este mundo relativista a conveniencia este término podría ser la nueva palabra para “señalar” a todos los que no temen hacer pública su voz ante las tonterías que hacen los demás. Cualquier persona que critique la orientación sexual, la afiliación política o la religión de otra; bien podría ser catalogado como hater. Otra forma de intolerancia popular. ¿Quiénes serían los principales objetivos para ganar el título? Cristianos que expresan lo anti bíblico de la homosexualidad; o revelan las practicas ocultistas que muchos famosos han adoptado y que se han disfrazado de “buenas intenciones” (Si quiere conocer a los mayores hater de la historia léase los libros de los profetas que a diario criticaban y exhortaban al pueblo para que dejase sus malos caminos y volviese a Dios… ¡Sí! Especialmente la vida de Isaías quien fue el que escribió algo que ocurre en nuestros días: “A lo bueno llamaran malo y a lo malo, bueno”; [Isaías 5: 20]). Personas que expresan su disconformidad con el gobierno o funcionarios. Aun se les podría catalogare así a personas que expresan su preocupación por un estilo de vida que no es el correcto. ¡Y mismo podría ser visto como un hater! Una cosa es respetar la forma de ser de una persona, y otra el no aconsejarla para que sea mejor. Nuestro individualismo ha tomado un mal camino. Somos entes individuales pero que coaccionan con otros. El mal de una sociedad debe ser claramente expresado concomitantemente se aportan soluciones pertinentes. Plantear que algo está mal no es cuestión de gustos, sino de principios. Ahora, cuales principios… ¿lo de nuestro mundo relativo, donde las cosas son buenas o malas según mi percepción; o del mundo espiritual donde lo malo es malo por ser malo? No me hateen, solo comparto lo que pienso.