Cuando los sueños se vuelven… pesados!

Por Webpsicólogos Psicología Online Profesional @webpsicologos

Ayer fue mi cumpleaños, y mi marido me ha hecho un regalo muy original: un post. El artículo habla de nuestra gran aventura a la hora de abrir un negocio. Llevamos muchos meses metidos de lleno en este sueño, que en ocasiones parece una pesadilla, pero estamos seguros que si aguantamos como venimos haciendo, merecerá la pena tanto sufrimiento. Aquí os dejo con él. Muchas gracias Javi. Te quiero!!

Desde hace casi 5 meses estoy metido de lleno en la materialización de mi gran sueño: abrir mi propio negocio. Se dice pronto y cuesta mucho. MUCHO, diría yo. Hasta la fecha en la que mi mujer y yo tomamos la iniciativa, ha habido muchas horas de estudio, mucho dinero de mis padres invertido en el estudio de una carrera que no existía en mi ciudad, muchas horas de trabajo ( muy mal pagadas ) con el objetivo de aprender…

Tras superar, gracias a la inestimable ayuda de nuestras familias, el enorme “obstáculo” que supone la inversión inicial que hay que hacer para comenzar a materializar nuestro proyecto, piensas “ahora ya va a ir todo rodado”. Y no. Ni mucho menos. Ahora comienzan otros problemas con los que no te imaginabas toparte. Sin entrar al detalle, se podrían resumir en estos 5 puntos:

UN LADRÓN DE SALIDA

Mi mujer y yo siempre recordaremos al personaje que nos enseñó el primer local que se “acoplaba” a lo que íbamos buscando. Se llamaba Juan y parecía un hombre muy decente. Y digo bien: parecía. Después de muchos tira y afloja con respecto al precio de venta, un buen día quedamos con él para medir los supuestos 120 metros cuadrados de los que disponía el local. Tras realizar la medición, nos dimos cuenta de que, en realidad, eran 80 y no 120, a lo que él, con una desfachatez digna de elogio, respondió: “es que los otros 40 metros corresponden a las partes comunes del edificio”. Tócate! Por supuesto, se quedó con su local (que a día de hoy sigue en venta…) y seguimos buscando un tiempo hasta encontrar el definitivo, tras ver unos cuantos más (de banco, de particular, de cooperativa…).

LA INGENIERA RELAJADA

El mismo día de la compra del local, llamamos a la ingeniera que nos había recomendado un amigo (gracias Jorge!) para que se pusiera manos a la obra con el proyecto. Según el mismo Colegio de Ingenieros, esto se puede demorar, tratándose de un local de 100 metros cuadrados, una semana. Nuestra ingeniera tardó 3 meses. Después de una queja formal al Colegio de Ingenieros, tuvimos el dichoso proyecto la misma noche (eso es eficacia y lo demás es tontería… sí señor!)

LA COOPERATIVA QUE NO COOPERA

Cuando el local que has comprado no lleva ni luz, ni acometida de agua, ni saneamiento ni nada de nada, la cosa se complica (y se encarece). Si los de la cooperativa que han vendido el local no paran de poner trabas a las posibles soluciones que planteas, pues aún peor. Pero si además eres joven y no especialmente asertivo, pues todavía mucho peor. Te toca visitar Urbanismo, Ayuntamiento, arquitectos, Aguas de Murcia, etc… más veces de las que te apetece, y de las que debería si esas carencias del local te las hubieran comunicado ANTES de comprarlo y no después.

¿PROFESIONALIDAD? 

El objetivo, cuando vas a Porcelanosa para elegir el suelo de tu local, es, como supondréis, ver azulejos ¿verdad? Pues en mi caso no. Yo salí con un folleto de… ¡FELPUDOS!. Y es que, cuando ves que un empleado de una tienda de azulejos pone tanto énfasis en la venta de ¿¿¿felpudos???, te entra una mezcla de pena y estupor ante la que poco puedes hacer más que cogerle el dichoso folleto y decirle que lo ojearás

PAPELEO ABSURDO

Si ya me gusta poco o nada el temita de la burocracia, peor es aún cuando vas al Ayuntamiento, coges el turno, esperas 15, 30 y hasta 40 minutos y ves que de las 17 mesas disponibles que hay de atención al público, solo en una de ellas están haciendo su trabajo. Juro haber visto a un funcionario bailando mientras 10 personas estábamos esperando nuestro turno…

Me permito el atrevimiento de calificarlo de absurdo, en el momento en el que alguien me pide una licencia de instalación de una máquina (cuando aún no te han dejado poner el primer ladrillo), necesaria para registrar dicha máquina en Industria. Y tengo que justificar que aún no la puedo instalar porque no tengo licencia de obra, por lo tanto, no está hecho el local, con lo que no puedo instalar dicha máquina y menos registrarla. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? - Tuitéalo   Quién lo entienda que ponga el primer ladrillo! Lo vivido hoy ha sido lo que, definitivamente, me ha empujado a escribir este artículo.

Afortunadamente, y a pesar de estos obstáculos, mi ánimo no decae y sigo con la ilusión en lo más alto, pero entiendo a la colega que me dijo “esos meses de gestiones y problemas los recuerdo como los peores de mi vida”.   En mi caso no llega a tanto, pero me gustaría que los políticos que presumen de fomentar la creación de las pequeñas  empresas, se “chuparan” estos meses de burocracia como nos los “chupamos” el resto.

Sólo me resta dar las gracias a mis padres y a los de Sira, por todo el esfuerzo y empeño que han puesto ahora y siempre, en nuestro gran sueño. ¡Va por vosotros!