Robbie Turner es uno de los trabajadores de los Tallis, los padres de Briony y Cecilia (Saoirse Ronan y Keira Knightley). Robbie es encantador, trabajador, un buen hombre, lo que despierta el amor en las hermanas Tallis, el de Cecilia es totalmente correspondido, pero la joven Briony, de 13 años, ignora la aventura entre su hermana y su amor platónico. Los celos, los malentendidos, seres repugnantes, actos deleznables y los acontecimientos de la propia Historia, le demostrarán a Robbie y a Cecilia que la diferencia de clase social no sería el escalón más grande entre ellos dos.
Lo que nos venden como una historia de amor al uso, con la recurrente Segunda Guerra Mundial de por medio, un grandioso vestuario y un trasfondo de dramón no es tal, pues es una película que nos ofrece mucho más que un simple idilio y lágrima fácil.
Los protagonistas de este triángulo interpretativo, necesario para que la película tenga sentido son un excelente James McAvoy, la siempre espléndida Keira Knightley y la asombrosa (ya desde niña) Saoirse Ronan. Ellos tres son el triángulo que ejerce de pilar en esta historia tan fantástica. Pero a pesar de tener unos buenos actores principales, no se queda ahí, pues existen tres secundarios esenciales para el desarrollo del film y que proporcionan un gran apoyo a la historia de Robbie (McAvoy) y Cecilia (Knightley) y estos son una jovencísima Juno Temple, Benedict Cumberbatch (casi irreconocible con ese bigotillo) y Romola Garai, la cual interpreta el papel de adulta del personaje de Ronan, Briony. No olvidemos a Vanessa Redgrave y Brenda Blethyn.
La escalofriante banda sonora de Dario Marianelli (Jane Eyre, V de Vendetta) acompaña cada escena convirtiéndose en una carga interpretativa más, pues el increíble plano secuencia que constituye la escena de la playa, no sería lo mismo sin McAvoy y sin la banda sonora. Esta escena es desoladora, nos ofrece una cruda visión de la guerra como si la evacuación de Dunkerque fuese una enorme caja de Pandora, donde encontramos la locura, el miedo, la miseria, el patriotismo, la idealización del soldado, la muerte y por último, la esperanza.
Así, Expiación nos hace reflexionar sobre las elecciones que tomamos, impulsados por deseos o pensamientos poco razonados y con las cuales debemos cargar y, a veces, hacer cargar a alguien que no tuvo voto en tal decisión. Hay decisiones que no se pueden expiar.Mi recomendación es que si no la habéis visto, la disfrutarais con todos los sentidos, dejando que la interpretación de todo el elenco os sumerja en la historia como si fuese real y se quede bajo vuestra piel como lo hizo conmigo. Si sois como yo y os la sabéis de memoria, recordad que siempre es un buen momento para revisionar una película de esta magnitud.