Por convención, los estudios ”cuantitativos” recogen los datos en expresiones numéricas y acostumbran a encontrar los significados en las valoraciones del análisis matemático estadístico de esos datos; datos ”duros”.
Los estudios cualitativos son los que recogen sus datos mediante métodos “blandos” como entrevistas a informantes, grupos de discusión, observaciones participantes o no, o evaluaciones hermenéuticas de amplio espectro.
En ámbitos de las ciencias de la salud y, más concretamente, de la parte de ellas dedicada a los aspectos sociales como la Pediatria social, no desdeñamos ninguno de los dos planteamientos. Mientras que para algunas situaciones lo que nos ayuda en la toma de decisiones es disponer de datos numéricos claros, a menudo necesitamos valorar aspectos más “intangibles” como las emociones, los sentimientos o el interés y responsabilidad de los actores, para acercarnos a la realidad. Lo importante es que, cualquiera que sea la metodología, lo importante es que los datos sean fiables, contrastables.
Desde aquí intentamos que todas nuestras afirmaciones se apoyen en informaciones contrastadas, confirmadas por los estudios o consagradas por evidencias y, también, experiencias. Y en cualquier caso permanecemos abiertos a comentarios y críticas.
Sólo un cuento breve. Nos lo planteaba un viejo profesor enraizado en la cultura cristiana de ésta parte del mundo.
Jesucristo elegió doce apóstoles. ¿Cual fue el más trascendente para el futuro de la iglesia que fundó? Cuantitativamente once son más que uno. Pero uno, uno solo, fue determinante. A la discusión siguiente sólo hubo una respuesta válida: Judas. Si no hubiese traicionado a su maestro y con ello desencadenando todo el proceso de la Pasión, y lo que luego siguió, la historia sería otra.
Menos bíblico pero igualmente significativo puede ser el delantero centro que marca el gol de la victoria del campeonato.
La cuestión es que en cualquiera de los dos casos lo difícil es reproducir y convertir el acontecimiento en experiencia.
X. Allué (Editor)