El tamaño importa, y mucho, cuando hablamos de alimentación. Lo habitual es que el consumidor ingiera todo lo que contiene el envase, plato, etc. en el que le sirven una bebida o comida. Y la evidencia es clara: porciones más grandes implica mayor consumo (como cuentan en el artículo "Downsizing: policy options to reduce portion sizes to help tackle obesity")
El problema es que hay una colisión con la industria alimentaria, ya que porciones más grandes se asocian a mayores ingresos. Y por supuesto el marketing y las estrategias asociadas al envase no juegan precisamente a favor. En esta imagen se puede observar como el tamaño medio de las bebidas azucaradas que se sirven ha ido creciendo con el paso de los años.
En otros países europeos, la media es diferente. Así en Inglaterra lo habitual es encontrar sobres de azúcar de 2'5 o 3 gramos (con el riesgo de que el consumidor utilice dos sobres).Una buena medida para racionalizar el consumo de los sobres y cumplir con el Plan podría partir de los hospitales y así incluir en los pliegos de las cafeterías el tamaño máximo del sobre monodosis (la mayor parte de los pliegos no regula este aspecto). Además, cuando se adquieren sobres de azúcar para el desayuno de los pacientes, se podría también incluir el tamaño para así evitar que el proveedor suministre sobres de 8/10 gramos. La ley de contratos y las compras públicas son también una medida de mejora de la alimentación. Así que quizás sea el momento de empezar a pedir en los nuevos pliegos administrativos para contratar servicios de cafetería o alimentación para pacientes que el tamaño máximo para los sobres de azúcar no supere los 5 gramos (o incluso 4 gramos). ¿Alguien se atreve?