Seguro que recuerdas alguna persona en tu vida que en un momento dado te dijo algo que tal vez pudo parecerte duro pero que te ayudó a reaccionar y a salir de un camino equivocado.A esta persona que te revolucionó, tal vez con unas pocas palabras, seguramente le guardas un gran aprecio. No pasa con frecuencia, pero si tenemos la suerte de tropezarnos con alguien que de verdad nos aprecia y quiere nuestro bien, es posible que nos diga palabras duras que incluso nos hagan llorar, pero necesarias para el cambio.Muchas veces el cambio solo se da después de un pequeño sock.Un verdadero amigo es aquel que quiere ayudarte de verdad, y no se limita a halagarte o a escucharte sin más, sino que muchas veces tendrá que contradecirte y hacerte ver que estás equivocado, con un único interés, tu bien.Aunque no servirá de nada tener un amigo así si tú eres de los que no soporta ser corregido en nada, tal vez porque , para soportarlo, en primer lugar tengas que ser amigo de ti mismo, es decir, quererte, aceptarte, y por lo tanto , amar tus debilidades y no asustarte ni sorprenderte de ellas.En eso se basa la amistad en el reconocimiento de las debilidades propias y ajenas, y en el deseo constante de desarrollo humano y espiritual encaminado a una felicidad cada vez mayor.