Muchas veces pensamos que el presupuesto marca los proyectos, pero en realidad lo hacen la imaginación, las ganas, la capacidad y a veces también la amistad. Hoy visitamos el bar de copas Palfondo, un ejemplo de cómo la creatividad puede suplir un bajo presupuesto. Roberto, vecino de Playa Chica (en Las Canteras) de toda la vida quiso montar un proyecto en el que reencontrarse con todas las caras amigas de su infancia y adolescencia y rememorar los mejores momentos de una época que pasó pero que no olvidó. Ambientado en el mundo del surf pero abierto a todos, nació Palfondo. Le ayudaron Jovanka, Maider y Falo. Entre los cuatro amigos lograron dar vida a este local antes destartalado. Y lo hicieron con sus propias manos. Aquí todo es reciclado. Algunas piezas donadas y otras localizadas en los lugares más insospechados. De ahí que encontremos desde una lámpara hecha con radiografias y pinzas de la ropa, a tablas de planchar a modo de mesa o taburetes realizados con periódicos. Papeles pintados de Vinilos (Mayfair) y papel pintado (Bammental) años 60. Un proyecto abierto en el que se dan cita exposiciones, conciertos, monólogos... un lugar vivo en el que encontrarse y reencontrarse.