El mejor amigo de Lansky, Benjamín, o Bugsy (un apodo que odiaba, ya que significa bicho) Siegel, había soñado con la alternativa de crear un paraíso de casinos en Las Vegas, siempre manteniendo que Cuba puede parecer como un Estado norteamericano más, pero, oficialmente no lo era, así que los podrían echar afuera en cualquier momento si las circunstancias cambiaran.
Siegel tenía la fama de soñador, loco, impulsivo, manirroto y descuidado, así que no le hacían mucho caso. Por ejemplo, se dice que tenía la ambición de matar a Mussolini personalmente, ¡solo porque una de sus amantes era la esposa de un amigo de Mussolini!
Merece la pena mencionar su fin, que fue a causa del hecho que su novia, una verdadera prostituta de la mafia, había robado 2 millones de dólares del presupuesto de la construcción del primer hotel de Las Vegas, el Flamingo.
Un presupuesto que ya se había superado por al menos 5 millones. Eso, talvez se pudiera perdonar en el mundo mafioso, pero el robo, aún si venía de su novia, jamás. Siegel fue ejecutado en su casa en Los Ángeles, más probablemente, como se suele en círculos así, tras órdenes del propio Lansky, fracasado y deshonrado... pero será que había tenido razón sobre lo de Cuba?
Otro incidente profético fue la escena del Padrino II, donde Michael, desde su coche, en un retén, fue testigo de un suicidio. Un detenido dejó una granada estallar en sus manos, en lugar de dejarse arrestar, gritando "Viva Fidel". Michael pensó enseguida que alguien tan determinado tenía muchísimas chances de ganar. Por cierto, Luciano temía exactamente lo mismo en realidad, o sea a los "barbudos comunistas", como los llamaba. ¿Será que ambos incidentes, uno real, y uno ficticio tienen algo que decirnos?
Aquí hay que añadir la "manifestación de las antorchas", instigada por Fidel Castro el 26 de julio de 1953, contra el sistema podrido que hemos estado describiendo, que asustó a Lansky como nada.
Fue entonces cuando Batista exigió que emparejaran sus porcentajes de ganancia, bajo el pretexto de combatir a los rebeldes, causando la ira de Lansky, ya que el porcentaje de Batsita, hasta entonces, no superaba el 10%.
En líneas generales, parecía que algo hervía debajo de esa superficie podrida y maloliente...
Otras escenas del "Padrino" que reflejan la realidad, son el repartimiento de la torta de cumpleaños de Hyman Roth, que tenía el mapa de Cuba en el tope, y la llegada de Michael.
En esas escenas se ilustra, de manera impresionante, el enorme contraste entre dos mundos totalmente distintos. Por un lado, los turistas americanos acaudalados y, por otro, los jóvenes mendigos que inundaban las calles con la mano extendida. Se trata de escenas, indudablemente, sacadas de la vida real, y, sobre todo, la primera, con la torta, no podría simbolizar mejor lo que sucedía durante la administración de Batista.
La combinación constituye el resumen perfecto de la historia. Mientras que los mafiosos repartían las riquezas de Cuba entre sí, el pueblo cubano mendigaba...
Así, paulatinamente, empezó el, quizás, más vergonzoso período de la historia de Cuba, que poco a poco se convirtió en parque de atracciones para los mafiosos de EEUU. Parece que lo que no lograron hacer las fuerzas estatales, lo lograron unas paraestatales, o, mejor dicho, el hampa norteamericana.
Por una vez más (la segunda), un líder revolucionario se tornaba dictador y títere, no del gobierno oficial del país, sino, esa vez, del gobierno mafioso.
Parece que el declive de los gobiernos de Cuba no tenía fin.
Vale la pena mencionar que Luciano había sido expulsado a Sicilia, sin derecho a volver a EEUU, algo que había sido un logro de Lansky. Luciano había sido condenado a 30 años de cárcel, pero Lansky cerró un acuerdo de intercambio con las autoridades durante la segunda guerra mundial.
Los mafiosos, que controlaban los puertos de EEUU, estarían atentos, a fin de localizar espías nazis y, a cambio, Luciano saldría de la cárcel, bajo la condición antes referida.
Al acabar la guerra, Luciano entró en Cuba con pasaporte italiano para convocar el gran encuentro. Un detalle picante de ese encuentro es que fue "honrado" por la presencia de Frank Sinatra, conocido por sus vínculos con la mafia, algo bien ilustrado en el "Padrino" a través del carácter de Johnny Fontane, un cantante famoso, y ahijado de Vito Corleone.
Aquí hay que resaltar que, cuando el jefe del FBI, Edgar Hoover, y el, entonces, presidente Truman se enteraron de eso, reaccionaron, exactamente, ¡como si Luciano hubiera regresado a EEUU! Fue una escena MUY característica, del hecho, que Cuba, en la mente de las autoridades norteamericanas, no era nada más que un Estado suyo.
Aparte del período más vergonzoso, un poco antes del encuentro mafioso, que en realidad tuvo lugar en 1946 en el hotel Nacional, tuvimos el momento más vergonzoso de la historia de Cuba también, el cual fue la expulsión del SS St. Louis, un barco lleno de 937 judíos alemanes, en 1939.
Se trata de un barco enorme, lleno de refugiados, cuyo amarre fue prohibido, primero por Batista, quien, no rechazó a las solicitudes de asilo político, sino pidió, a cambio, cuantías vertiginosas, que solo pocos podían pagar.
Batista, como alumno aplicado de la mafia, se había vuelto en una verdadera máquina de generación de dinero.
A continuación, mientras se acercaba a las costas de la Florida, su entrada fue impedida por Franklin Roosevelt también, para desilusión inimaginable de los desesperados pasajeros, a fin de mantener su neutralidad ante los inminentes acontecimientos bélicos en Europa.
Se trata de uno de los actos más inhumanos y desalmados de la historia, el cual obligó al capitán a regresar a Hamburgo, donde las autoridades nazis esperaban a los judíos con brazos abiertos.
Toda la operación había sido orquestada por la propaganda nazi, a fin de demostrar que nadie quería a los judíos, justificando así sus prácticas de exterminio. Toda esa historia se ilustra extensamente, y vívidamente, en la película "El viaje de los malditos" (Voyage of the damned), de 1976.
Sí, lastimosamente, la historia de Cuba no consiste solo en historias de heroísmo, ron, puros, salsa y novelas como "El viejo y el mar" de Hemingway.
¿Será que había alguien que pudiera parar esa decadencia? ¿Quién sabe? En cualquier caso, cuando Batista cabreó a los mafiosos con sus exigencias absurdas, bajo el pretexto de combatir unos "jóvenes imberbes" como los llamaba, se dirigieron a otro liderazgo posible.
¿A quién?
Pues, al movimiento de 26 de julio de Fidel Castro, al cual empezaron a meter cada vez más dinero, con la esperanza de deshacerse de Batista, pero, a la vez, mantener sus privilegios. Sí, habéis leído correcto. Castro recibió dinero de la misma fuente, que el "odiado dictador".
Tal como se ilustra en el "Padrino II", Castro entra en la Habana la víspera del año nuevo de 1959, obligando a Batista y a los mafiosos a huir en aviones privados. Todas las "ratas" huyen del barco, en pánico, menos una.
Esa una rata no es otra que Lansky, que no es un hombre que se da por vencido, aun cuando todos, alrededor de él, huyen corriendo. Así que se queda para ver cómo se van a repartir las cartas de nuevo, y negociar su posición con el nuevo patrón.
Su lógica le dice que, pese a cualquier ideología, el nuevo gobierno necesitaría algún tipo de financiamiento.
Castro se negó a verlo, pero le propuso, a través de su secretario, que los casinos permanecieran abiertos, a cambio de un porcentaje de (¡deja vu!) 50% para el estado!
Después de oír ese porcentaje, Lansky decidió marcharse. Después de todo, ya era millonario, a tal extremo, que, en algún momento, fue incluido en la revista Forbes.
¿En cuanto a Cuba? Una nueva era acababa de empezar, al parecer, más independentista, más ética, más justa, con un gobierno fresco, dispuesto a hacer justicia y repartir las riquezas del país a favor de los pobres, tal como dicta el manifiesto de cada revolución popular contra un régimen odiado, corrupto y totalitario, como una dictadura apoyada por el capital del país más hostil y expansionista, que exprime los recursos del estado a favor de los pocos y corruptos, y en detrimento de los muchos y desprovistos...
Cuba: de la mafia a la revolución (I)