Cuentiricky, el quinto Beatle

Publicado el 09 julio 2014 por Bodasdecuento

Doce años ganándome la vida escribiendo para un periódico y aquí estoy, delante vuestro, con la plantilla en blanco inmaculado, sin saber apenas por dónde empezar a contaros. Tal vez lo mejor sea hacerlo por el principio y presentarme como es debido. Soy Ricky, en adelante, CuentiRicky. Algunos ya me conoceréis: soy el marido de Marina, con quien además de casa y gato, desde hace tiempo comparto trabajo y oficina. Eso es, ¡juntos y bien revueltos!

Soy periodista y durante mi etapa trabajando como tal no me importaban tanto las personas como su historia. Así que si me permitís, haré lo propio: os contaré cómo pasé de cubrir ruedas de prensa a diseñar y organizar bodas. Cambié un trabajo que consistía en rellenar espacios en blanco por otro que me llena de energía, satisfacción y buen rollo cada día.

Todo empezó con la incorporación de Marina al equipo de Bodas de Cuento, en Barcelona. Su vida cambió. Y, sin planearlo, también empezó a cambiar la mía. Con el trabajo de tantas #cuentibodas sobre su mesa decidí dedicar mis (pocos) ratos libres a echarle una mano. La ayudaba con el trabajo del día a día, la acompañaba de #cuentiscouting y, desde la primera boda que se hizo en mayo del 2013 en la cuentiofi Barcelona, estaba yo para lo que hiciera falta, pero siempre en un segundo plano. Así fueron los inicios de lo que hoy os anunciamos.

Pero, como siempre pasa en la vida, llega un momento donde tu cerebro hace el necesario clic del cambio. En mi caso, fue en la boda de Ana y Roberto. Recuerdo perfectamente ese instante. Agarré a Wendy por el brazo y le dije: “Ojalá en mi trabajo fuera una cuarta parte de lo feliz que he sido hoy”. Y así fueron pasando los meses y con ellos una boda tras otra…

Hasta que un día, precisamente el día antes de una boda, comiendo con Wendy, Jose y Marina lo solté: “De mayor quiero ser un cuenti”. Verbalizar aquello no fue fácil: el miedo a la duda razonable que pudiera plantear la propuesta en el resto del equipo casi no me dejaba dormir por las noches. Yo lo tenía claro: me lanzaba a la piscina, pero… ¿y ellos? Ciertamente, la acogida fue extraordinaria y la verdad es que desde ese instante he estado contando los meses, los días, las horas, minutos y segundos hasta llegar aquí. Mientras se gestaba el lanzamiento de la oficina de Barcelona, la familia de Bodas de Cuento crecía con la incorporación de Car, cuarto cuenti del equipo. Ahora sí que no quedaba otra: iba a ser el quinto Beatle de la empresa. ¡Yeah!

Así que aquí me tenéis, feliz cual perdiz y con muchas ganas de seguir aportando a Bodas de Cuento lo que durante el último año he ido sumando desde la sombra. El reto es mayúsculo, pero no siento miedo porque he aprendido y aprendo diariamente de los mejores. Tengo la inmensa suerte de estar muy cerca de Wen, Jose, Marina y Car que, además de compañeros y socios, son, como os decía más arriba, los más parecido a una familia. Una familia que está desperdigada por las Españas, pero que habla a diario y se ve a menudo. Gente, en definitiva, con la que tan pronto puedo charlar de diseño, de la producción de la boda, echar unas risas con nuestras cosas o filosofar acerca de lo divino y lo humano. Y esa gente, son mi gente.

No quisiera terminar este post sin dar las gracias a todos aquellos cuentinovios que, sin ser yo un cuenti oficial, habéis confiado y confiáis en mí del mismo modo que lo hacéis en Marina. Y, por su supuesto, gracias Wen, Jose, Marina y Car por creer en mí y dar un pleno sentido a esto.

¡Qué ganazas de bodear! ¿Os venís conmigo?

Créditos y agradecimientos: A nuestros amigos Raquel Benito, Sara Lázaro y Josep Gallardo por sus fotos y a Seltona y The Font Hunter.