É
l acababa de finalizar su primer día de trabajo que había sido muy duro. Su sierra eléctrica se había estropeado lo que le había hecho perder mucho tiempo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio y con la mirada sombría.
Una vez que llegamos, me invitó a entrar y conocer a su familia. Pero antes de entrar por la puerta se detuvo brevemente frente a un precioso olivo centenario y tocó el tronco con ambas manos.
Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara sonreía plenamente. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. La energía había cambiado completamente. Posteriormente me acompañó hasta el coche.
Cuando pasamos cerca del olivo, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.
- Lo curioso es, – dijo sonriendo – que cuando salgo por la mañana a recoger los problemas del árbol, ni remotamente encuentro tantos como los que recuerdo haber dejado la noche anterior.” --------------------------- Este cuento me recuerda a lo que llamo “técnica de los cajones”, muy útil en muchas ocasiones en que las preocupaciones nos impiden seguir con nuestra rutina. Me contó mi padre hace años que había leído que Napoleón Bonaparte utilizaba mucho este método para poder conciliar el sueño.
Cuando notes que le estás dando demasiadas vueltas a alguna preocupación o problema o cuando tengas que centrar tu atención en otra asunto… abre el cajón, guarda ahí el problema y cierra el cajón mentalmente. Ocúpate de lo que debes en ese momento y ya abrirás el cajón más adelante y podrás retomar el problema; esta técnica es muy útil para conseguir desconectar un rato, evitar las rumiaciones tan contraproducentes e incluso ver las cosas desde otra perspectiva mas calmada, realista y objetiva. Como decía un viejo chiste, llevando al extremo la necesidad de saber desconectar: Era sábado por la tarde y estaba un empresario de éxito, millonario, tomando algo en su lujosa terraza y disfrutando de su familia y del fin de semana. Llega su asistente personal y le dice: “señor, tengo que darle una mala noticia. Sus acciones en bolsa han caído precipitadamente y está usted ahora mismo en la más absoluta ruina”. A lo que el millonario contesta: “Buffff, menudo disgusto me voy a llevar el lunes!!!”
Espero que pongáis en práctica la técnica de los cajones o la del árbol de los problemas y os resulte muy útil. ¡Hasta la semana que viene! Si quieres que te avise cuando escriba un nuevo artículo suscríbete a mi blog en el cuadro verde que encontrarás a la derecha de la página o pinchando aquí---> Suscripción <--