El tema de las lágrimas ha venido siendo central para Javier Velasco, que ha hecho interesantes moldes con látex de fragmentos del cuerpo humano, como si fuesen pieles arrancadas, combinándolos a veces con lágrimas de cristal. Esto es lo que se ve en “Cuerpo deshabitado I” (2001): de una especie de tubos horizontales transparentes cuelgan muchas lágrimas de vidrio, algunas de las cuales parecen haber caído sobre un espejo circular colocado en el suelo; en el centro, colgada a media altura, rodeada de lágrimas suspendidas, vemos la piel de goma (a mitad de camino entre un traje y un desollado corporal) de un torso femenino.
(JUAN ANTONIO RAMÍREZ, “Corpus Solus, para un mapa del cuerpo en el arte contemporáneo”, Ediciones Siruela)