Las cuevas de Lauricocha se ubican en las alturas de Huánuco, alrededor de los 3900 metros sobre el nivel del mar, cerca del nacimiento del río Marañón. La gran cantidad de restos dejados en estas cuevas por la actividad humana, que alcanzan alturas de 4 metros, muestra que fueron usadas como refugios naturales por grupos de cazadores-recolectores. El investigador Augusto Cárdich encontró en estas cuevas restos correspondientes a once esqueletos humanos de adultos y niños. Los entierros tendrían una antigüedad de hasta 7000 años a.C. También se hallaron una serie de instrumentos hechos de piedra, tales como puntas, raspadores y roaderas. Además se encontraron huesos de cérvidos y de camélidos americanos como las tarucas, especie de guanaco ya extinto. En capas superiores predominaba el uso de huesos para la fabricación de instrumentos. Estos fueron acompañados con huesos quemados, herramientas líticas y pigmentos a manera de ofrendas.
No existe evidencia de actividades agrícolas ni mucho menos de cerámica, sin embargo plasmaron algo de su cosmovisión en las pinturas rupestres. Los fechados realizados arrojan en su conjunto una antigüedad aproximada de 8000 años a. C.
Pinturas Rupestres en Toquepala
La cueva de Toquepala (Tacna) tiene 10 metros de profundidad, 5 de ancho y 3 de altura. Se han encontrado sus paredes pintadas con diversas escenas de cacería en las que se representa a cazadores acorralando a lo que parecen ser camélidos silvestres. Para realizar estas pinturas se han usado colores como el rojo, el amarillo, el verde y el negro. De acuerdo con el investigador Muelle, estas escenas habrían sido realizadas con el fin mágico de propiciar una buena cacería.
Escrito por Historia del Perú