Cuidado con Internet porque trae consigo una "invasión de imbéciles"

Publicado el 25 junio 2015 por Franky
Algunos están eufóricos con Internet porque creen que con la red todos tienen acceso a la información y que, al posibilitar la protesta, la gente será mas libre y el mundo será mejor. Pero otros somos mas cautelosos. Unberto Eco, el semiólogo italiano autor del best seller "El nombre de la Rosa", acaba de advertir que la red ha provocado una "invasión de imbéciles" y que "ha promovido al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad". Por mi parte, he advertido no hace mucho, en uno de mis artículos, que Internet "convierte muchas protestas en onanismos estériles que hacen reír al poder", que "es un invento de los poderosos" y que "beneficia mas a los que mandan que a los que rebeldes y demócratas". --- Son muchos los que creen que Internet es un gran instrumento al servicio de la democracia, pero los que piensan eso deberían considerar que Internet, al ser un invento del poder y no del bando rebelde, revela que la red y la libre circulación de la información no hacen daño a los poderosos.

El poder se enfurecía en el pasado cuando alguien le contradecía y hasta ejecutaba a los que difundían verdades inconvenientes y críticas, pero hoy se paga y se premia a los que difunden versiones creíbles contrarias a la versión oficial. No es que el poder se haya hecho tolerante y que admita la libertad, sino que la clave del aparente misterio radica en que los poderosos han descubierto que la mejor manera de dominar el mundo es generando confusión y logrando que nadie sepa distinguir entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre lo que significa ser libre y ser esclavo. Los amos del mundo creen haber encontrado la fórmula magistral que garantiza el dominio: "la confusión".

Una vez que el poder ha logrado confundir, ya puede sentirse seguro. Los seres confundidos se sienten desamparados, sin certezas que le sostengan y sin verdades a las que agarrarse. La naturaleza humana está diseñada para vivir de la razón, las convicciones y las certezas y cuando cae en la confusión se convierte en un ser desamparado y débil, que tiende siempre a someterse al poder.

Siempre me resultó sospechoso que el poder permita las libertades y las críticas feroces que circulan por Internet, los blogs y páginas críticas, muchas de ellas atractivas, cargadas de razón y altamente convincentes, hasta que descubrí que las protestas, las críticas y hasta las verdades hirientes benefician al poder, que se siente protegido y blindado dentro del ambiente de confusión que domina el mundo, disfrutando, para colmo, de una imagen de tolerancia y de respeto a la libertad.

Internet puede liberar la mente y fortalecer la libertad, pero para que cause ese efecto, quien la utiliza debe ser un ser libre, valiente, con criterio propio y rebelde. Si no lo es, es probable que la red lo confunda y lo haga mas esclavo.

Pero la "confusión" no es el único efecto peligroso de Internet. Hay otro no menos dañino, que consiste en confundir la red con la realidad y volcar allí nuestra protesta, furia e indignación, lo que no causa daño alguno al poder, que contemplará satisfecho como millones de indignados se revuelven contra la injusticia criticando y lanzando ideas en el ciberespacio virtual de los foros, blogs y páginas políticas, que no causan daño alguno a los poderosos.

Mal utilizada, la red confunde, aliena y ofrece a los indignados una diana falsa sobre la que descargar todo su inmenso cabreo e indignación por las injusticias, abusos de poder y arbitrariedades de los que gobiernan y construyen un mundo inicuo.

Es cierto que Internet puede propagar verdades, fortalecer la crítica, crear opinión y cambiar algunos criterios, pero esa capacidad de informarse y discernir está al alcance de un número muy escaso de personas, quizás ese diez por ciento de la población al que los políticos renuncian de antemano a convencer porque saben que son lo bastante inteligentes para descubrir sus trucos, mentiras y manipulaciones.

La vida actual es una inmensa acumulación de historias que penetran en nuestro cerebro. Nos bombardean con miles de mensajes diarios, muchos superficiales, pero otros muy lúcidos y convincentes. Se supone que esas historias nos aportan información y lucidez y deben ayudarnos a ser mas libres, pero la realidad es que sirven para fabricar esclavos torpes, somnolientos y, sobre todo, confundidos, incapaces de diferenciar lo que es verdadero de lo que es falso, el bien del mal y los valores de los vicios, hasta el punto de que el que se cree libre es esclavo, el que se siente listo es un idiota y el que se cree informado y perspicaz solo es un pobre confundido.

Cuando el poder ha logrado confundir, ya puede sentirse seguro. Y si, además, logra que la furia y la indignación se descarguen sobre el inocuo ciberespacio, entonces el poder puede sentirse también blindado.