Puede ser que esa manzana a media mañana te calme el gusanillo, pero en el fondo lo que genera en tu cerebro es un deseo extra de seguir comiendo.Así es, comer fruta de manera excesiva en tu dieta diaria puede hacer que al final acabes engordando.Y todo viene motivado por la fructosa, el azúcar que se encuentra en las frutaso en los dulces procesados, y que genera en tu cerebro un deseo: comer más.
En un estudio realizado por la Universidad de California del Sur, se dio a unos sujetos una bebida con un alto índice de fructosa y a otros de glucosa. Tras exponerlos a imágenes de comida, se vio que los que poseían unos niveles más altos de la primera sustancia se encontraban más receptivos y hambrientos ante las fotografías que se les mostraba.
Y esto es porque al consumir glucosa nuestro organismo genera unas hormonas que nos hacen sentir llenos, con lo que nuestro cerebro reacciona rechazando la comida, y poseemos unos niveles de azúcar en sangre más altos. Mientras que, con la fructosa, se suprime la producción de estas hormonas saciantes y los niveles en sangre son más bajos.
Por tanto, consumir fruta en exceso dentro de tu dieta puede perjudicar tu organismo. Al final, acabarás comiendo una mayor de otros alimentos que la que en un principio pensabas tomar, lo que repercutirá en tu salud y en tu figura, si hablamos de elementos calóricos.
La recomendación que se hace desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición es consumir cinco raciones de fruta y verdura al día. Tres de ellas deberían ser de fruta, una de ellas cítrica. Conseguirás todos los nutrientes, vitaminas y antioxidantes que tu cuerpo necesita al día con únicamente esas tres piezas más las dos de verdura, no hace falta más.