Raúl Casado
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Madrid, 22 ene.- Los españoles estàn expuestos en el trabajo a numerosas sustancias quìmicas muy tòxicas y peligrosas para el sistema neuronal y que pueden provocar, por contacto o por inhalaciòn, dolencias leves y reversibles como cefaleas o confusiòn, pero tambièn alteraciones neurològicas irreversibles como Alzhèimer o parkinson. Casi un dieciocho por ciento de los trabajadores manipula contaminantes quìmicos, aunque la presencia de sustancias o combinados potencialmente peligrosos se extiende a pràcticamente todos los sectores productivos. De hecho, la exposiciòn a sustancias quìmicas peligrosas causa cada año en España más muertes que los accidentes de trabajo, razòn por la que desde diferentes estamentos se ha incidido en la importancia de prevenir los riesgos para aumentar la competitividad y productividad empresarial y para reducir el coste de los accidentes y de las enfermedades. "Estamos absolutamente rodeados de un riesgo que conviene conocer", ha señalado a Efe el neuròlogo Mariano Montori, responsable del Grupo de Estudio de Neurologìa del Trabajo de la Sociedad Española de Neurologìa, y se referido a los estudios ya publicados en Europa segùn los cuales el número de muertes por "càncer laboral" es quince veces superior al de fallecidos por accidentes laborales. Màs de 100.000 de Sustancias NEUROTÓXICAS Según datos de la Sociedad Española de Neurologìa, los europeos manipulan en el àmbito laboral 100.000 sustancias potencialmente neurotòxicas (las combinaciones serìan infinitas), pero solo un millar estàn convenientemente estudiadas. Para tratar de controlar todas las sustancias quìmicas que se utilizan en Europa, la UE se dotò del reglamento "Reach" (Registro, Evaluaciòn y Autorizaciòn de Quìmicos) para mejorar la informaciòn existente sobre cada producto que se comercializa y elevar los niveles de seguridad para proteger la salud humana y el medio ambiente. El reglamento establece un calendario de obligado cumplimiento para todos los productos, que comenzò en 2010 y que no concluirà hasta el año 2018. Hasta la fecha, la gigantesca base de datos que se està generando en cumplimiento de esa reglamentaciòn contiene informaciòn referida a más de 28.000 sustancias o componentes quìmicos que se comercializan en la UE. El registro incluye incluso un ìndice de "sustancias altamente preocupantes", en el que se incluyen todos aquellos productos que a juicio de la Agencia Quìmica Europea no deberìan en ningùn caso ser utilizados sin autorizaciòn, debido a sus potenciales riesgos cancerìgenos o mutagènicos. Asì, Mariano Montori ha advertido, en declaraciones a Efe, de la importancia de conocer estas sustancias, de estudiarlas y de conocer sus peligros potenciales para prevenir riesgos y enfermedades, y se ha mostrado convencido de que "Reach" "va a poner un poco de orden en todo esto", al obligar a las empresas a analizar los productos quìmicos que usan y a evaluar sus potenciales riesgos, y entre ellos los neurotòxicos. Pero a su juicio, el principal riesgo de este registro europeo es que se acabe convirtiendo en un simple automatismo, y que las empresas se limiten a comunicar lo que fabrican o las sustancias con las que trabajan, pero sin llegar a identificar y evaluar en profundidad los riesgos. La pregunta entonces es: ¿estamos en estos momentos en condiciones de conocer todo el riesgo?, y Montori responde: "No existe ninguna institución capaz de conocerlos y documentarlos todos. Es un trabajo ingente". Los datos de la Sociedad Española de Neurología apuntan que en España la exposición a contaminantes químicos se debe a la utilización directa de productos químicos en el puesto de trabajo, y sus cálculos cifran en un 17,6 por ciento el porcentaje de trabajadores que manipulan contaminantes químicos. Aùn es mayor (un 22 por ciento) el porcentaje de europeos que inhalan humos y vapores durante el menos una cuarta parte de su vida laboral, y los mèdicos han advertido de que la inhalaciòn en los ámbitos laborales es precisamente la vía de absorción de sustancias neurotóxicas más frecuente. Las exposiciones de corta duración o a dosis bajas pueden causar efectos reversibles, como cefaleas o mareos, pero cuando se trata de exposiciones prolongadas en el tiempo a sustancias potencialmente neurotóxicas se pueden llegar a producir alteraciones neurológicas o morfológicas irreversibles. No criminalizar a la QUÍMICA Los neurólogos han advertido de que los síntomas que se producen en el sistema nervioso periférico, como los hormigueos, calambres, las náuseas o las dificultades para respirar, son muy conocidos, pero no lo son los síntomas y las repercusiones que pueden llegar a tener en el sistema nervioso central. Pero los médicos adscritos al grupo de estudio de Neurología en el Trabajo de la SEN han recopilado ya muchos estudios realizados y han llegado a algunas conclusiones: que la exposición a pesticidas está asociada a un mayor riesgo de padecer Pàrkinson o Alzhèimer, que los disolventes pueden ocasionar síntomas neuropsiquiàtricos o daños cerebrales, o que la exposición a metales interviene en la formación de placas seniles. Mariano Montori ha subrayado la importancia de conocer si detrás de enfermedades o dolencias como el Párkinson, el Alzhéimer, un cuadro de confusión o un deterioro cognitivo se pueden esconder sustancias tóxicas presentes en el ámbito laboral o doméstico, para aplicar el tratamiento más adecuado, para "salvaguardar" al trabajador del sitio que está "contaminado" y prevenir que otros empleados sufran la misma neurotoxicidad. Lo cierto es que las sustancias de esas características están presentes en todas partes -en las tapicerías de los coches, en la ropa, en los colorantes, en los alimentos, insecticidas o pesticidas-. "Estamos expuestos a múltiples sustancias, a dosis pequeñas y de una forma continuada", ha observado el neurólogo, y ha insistido en una cosa: no criminalizar a la química. La propia Agencia Europea de Productos Químicos advierte de que la vida no existiría sin los productos químicos y que algunos de los más peligrosos -el arsénico o la belladona- son de origen natural, pero también reconoce que su nombre evoca peligros en potencia y que su presencia está habitualmente asociada a señales de peligro, a calaveras y a tibias cruzadas. EFE
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(Agencia EFE)
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