Desde hace mucho tiempo vengo bromeando, cuando hablo con alguien de las plantas de interior que decoran nuestras casas, con la frase "a mí se me mueren todas, hasta los cactus!!" Y no deja de ser cierto pues no tengo "mano verde", como se dice, y no hay planta, sea la que sea, que dure en mi casa "más que un caramelo a la puerta de un colegio". No las pongo música, ni las hablo, no las sé trasplantar ni limpiar, tampoco sé donde debe ubicarse cada una, si al sol o a la sombra, no les echo abonos, fertilizantes ni insecticidas... (claro, así qué es lo que pretendo !!) y hasta la cosa más simple que es regarlas lo hago mal. Cuando cojo la regadera echo la misma cantidad de agua a todas, a las que necesitan mucha como a los cactus que necesitan muy poquita, incluso a las de plástico algo les cae. Que desastre !! Resultado: unas se me secan y otras se me pudren. Ni siquiera sobrevive la que recibe la cantidad correcta porque otra cosa haré también mal, seguro que la tengo al sol cuando no lo necesita. Quizá lo que me ocurre es que no tengo los conocimientos adecuados para su cuidado pero el caso es que ya ni mi madre deja las suyas a mi cuidado cuando se va de vacaciones en verano.
Hubo un tiempo en el que tuve en mi casa muchos cactus pues me encantan. Me gustan todos, con pelillos, agujas, púas, lanas, espinas... Bonitos y algo más fáciles de cuidar. Me he pinchado infinidad de veces con ellos y cómo duele !! Creo que la afición me viene de cuando visité el Jardín de Cactus de Lanzarote hace muchos años, me suena que estaba recién construido, y me pareció tan bonito!! Ahora no tengo ninguno en casa, solo uno en mi oficina que me ha regalado recientemente mi madre, un cactus de Navidad o Santa Teresita, como le conocen algunos. Pero resulta que el cactus de Navidad es un cactus diferente: que si no le gusta mucho el sol y puede vivir muchos años sin él, que si no tolera bien la sequía y le encanta la humedad, que hay que regarle más que al resto pero no en exceso, que una vez que salgan las yemas no se debe girar porque los brotes se desarrollan según la luz... Este cactus, que tiene una vida de entre 15 y 20 años (el mío seguro que no va a durar tanto) tiene también la particularidad de que no tiene espinas. Mejor !!
El motivo de las espinas de los cactus depende de cada especie y estas son a menudo muy útiles para su identificación pues varía entre una especie y otra. No está muy clara, o por lo menos no todo el mundo está de acuerdo, en que las espinas de los cactus son una forma evolucionada de la hoja que se ha modificado para perder la mínima cantidad de agua o que es un mecanismo evolutivo de miles de años de adaptación al medio. Yo no lo sé, mis conocimientos de botánica o biología evolutiva son mínimos, por no decir nulos, lo que si sé al menos es que las espinas de los cactus sirven por otra parte como arma de defensa contra depredadores y otros animales, que tiene una función estratégica de supervivencia que le ayuda a la planta a soportar temperaturas extremas, que le brindan sombra y protección contra la radiación del sol proporcionando una barrera física que sirve para no elevar la temperatura, para que no se blanquee la clorofila y no se dañe el ADN, incluso en algunas especies tienen la función de propagación con fines reproductivos.
Este otoño pasado, sobre finales de octubre, me fui un sábado por la mañana con mi cámara al Jardín Botánico de Madrid con la intención de hacer bonitas fotos otoñales y algo hice, no mucho, pues hacía todavía calor y el otoño no terminaba de llegar. Tomé, eso sí, muchas fotografías, alguna podéis ver pinchando aquí en la entrada que escribí sobre este bello y tranquilo rincón de esta ciudad, pero me quedé con ganas de tomar más imágenes de los cactus que vi en el invernadero. Así que volví hace unos días.
El invernadero Santiago Castroviejo Bolíbar, llamado así en honor del antiguo director del Real Jardín Botánico que impulsó su construcción, está dividido en tres secciones o ambientes: desértico, subtropical y tropical, cada uno de ellos con unas necesidades de luz y humedad diferentes para el desarrollo de las especies que albergan. Es en la primera sección que encontramos nada más pasar la puerta, la sección de plantas desérticas, donde se encuentran los cactus y las suculentas que podéis ver es esta extensa galería. Una variada colección de este tipo de plantas que hace muy interesante la visita a este Jardín. Os dejó aquí una buena cantidad de fotografías. Son 52 en total. Echadlas un vistazo, son preciosas, de verdad.
Que las disfrutéis !!
REAL JARDÍN BOTÁNICOPlaza de Murillo, 228014 Madrid
Acceso:La entrada del público visitante al Jardín se realiza exclusivamente por la Puerta de Murillo, sitúada frente al Museo del Prado, en la Plaza de Murillo. No confundir con la entrada al edificio de Investigación situada en la Calle de Claudio Moyano. Ésta última es de uso exclusivo para el personal de la institución e investigadores visitantes.
Horario de apertura:10:00 h.Horario de cierre:ene-feb 18:00 h.mar 19:00 h.abr 20:00 h.may-jun-jul-ago 21:00 h.sept 20:00 h.oct 19:00 h.nov-dic 18:00 h.
La taquillas, la Terraza de los Bonsáis, los invernaderos y las exposiciones se cerrarán media hora antes de la hora de cierre del Jardín.
Precio: 3 eurosReducción del 50%: carné de estudiante o sus correspondientes internacionalesGrupos: 0,75 euros para grupos de 10 o más personas, previa reserva.
El Jardín está abierto al público todos los días del año, excepto Navidad y Año Nuevo.
Todas las fotografías son propiedad de Planeta Cereza.
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