Cultura e indignación

Publicado el 12 junio 2011 por Babel

La crisis finanaciera, la bomba de relojería que fue la enorme burbuja  en la que hemos vivido los últimos años mientras los gobiernos miraban hacia otro lado, estalló, y con ella la indignación de miles de ciudadanos acumulada y adormecida durante años. El movimiento 15-M ha descolocado a quienes defienden el modelo económico vigente, que es el que ha permtido, en definitiva, la situación política y social actual, y ha pillado con el paso cambiado a una izquierda acomodada al modelo de bienestar institucional y representativismo que seguramente ya no volverá nunca a jugar el papel de antaño. Junto a la indignación colectiva, algunas obras reveladoras han aportado su granito de arena para el despertar de los adormecidos, invitando a la reflexión y a la indignación constructiva. Como dice Vargas Llosa, la literatura es el espejo de la sociedad en que vivimos, y tiene el efecto de despertar conciencias respecto a deficiencias del mundo que nos rodea.  Quién hubiera sido capaz de augurar que el nonagenario Stéphane Hessel con su breve alegato titulado Indignaos se convertiría en la génesis literaria de la indignación colectiva, que los hasta entonces anestesiados ciudadanos recogerían el testigo del inconformismo y la indignación, y que sus palabras se materializarían en este movimiento revolucionario presente hoy en nuestras ciudades. A la hoguera que comenzaba a construir el francés, se sumaban pronto Jose Luís Sampedro con su Reacciona y Edgar Morin con La Vía, ofreciendo respuestas a la megacrisis y a los desastres que amenazan a la humanidad.

Jose Luís Sampedro prologaba la edición en castellano de Hessel y publicaba Reacciona, una obra coral coordinada con la periodista Rosa María Artal, en la que han participado numerosos representantes de diferentes ámbitos culturales y generacionales: Federico Mayor Zaragoza, Baltasar Garzón, Juan Torres López, Àngels Martínez i Castells, Ignacio Escolar, Carlos Martínez Alonso, Javier López Facal, Javier Pérez de Albéniz y Lourdes Lucía. Los convocados tenían un objetivo: Dirigirnos a la sociedad en general, y a los jóvenes en particular, intentando concienciar y provocar una reacción frente a las medidas neoliberales impuestas como única salida posible a la crisis, escribe Sampedro. Porque es una falacia hablar de crisis financiera únicamente. La crisis es política. La crisis es del sistema de vida occidental. Según Sampedro, estamos viviendo en pleno ocaso del mundo en que vivieron nuestros padres, debido a un afán de saqueo propio de las hordas bárbaras de manos de los financieros culpables de la crisis. El sistema en el que vivimos está gravemente enfermo. Reacciona mezcla el lenguaje didáctico con uno más práctico que da herramientas al lector para enfrentarse a unas medidas que afectan a su calidad de vida. En este caso, el prólogo es de Hessel, quien marca los tres ejes que recorren el texto: el contexto mundial de la crisis -con especial atención al caso español-, la burbuja inmobiliaria y el recorte de derechos sociales y condiciones laborales.

A sus ochenta y cinco años, el profesor Edgar Morin, como Hessel antiguo miembro de la resistencia, sociólogo, antropólogo, filósofo, ex comunista, socialista y ateo, continua reflexionando sobre la incertidumbre en La Vía, libro de muy reciente edición y del que Hessel comenta no solo repasa los males de esta época que nos ha tocado vivir y que empieza a parecer maldita, también intenta apuntar algunas pistas para encarar el futuro incierto. Morin trata de esclarecer los males y los caminos que lograrían sacar a la sociedad de la situación actual, recogiendo algunas claves para la reforma de diversos ámbitos sociales que, según el autor, son el eje para construir el futuro: las políticas de la humanidad, la democracia, la vía económica, la vía ecológica, reforma del pensamiento y de la educación, la ciudad y el hábitat, la vía de la reforma moral, la adolescencia y la muerte. La mayor dificultad reside en el desencanto. Las viejas generaciones creyeron en la revolución, el comunismo, la sociedad llamada industrial, la prosperidad, el final de las crisis. Había esperanzas, y todas esas esperanzas se hundieron. Nosotros fuimos resistentes, luego comunistas, después nos liberamos del comunismo… con el tiempo nos hemos dado cuenta de que conservamos nuestras aspiraciones pero hemos perdido las ilusiones. Históricamente, la humanidad ha conocido varias metamorfosis: de las sociedades de cazadores a las primeras ciudades, a la agricultura,… de los grandes imperios a la sociedad actual… ahora tenemos que llegar a una metamorfosis post-histórica, a una civilización planetaria, de la que no podemos prever la forma.

Siendo estos tres textos – Indignaos, Reacciona y La Vía- los más destacables por su popularidad en relación a la crisis económica y social que nos afecta, no es nuevo que la literatura se constituya en bastión de partida de la indignación social. De Esta vez el fuego, de Michele Monina, nació una gran manifestación social en 1994 contra Silvio Berlusconi. En aquella ocasión fueron los sindicatos italianos quienes llamaron a protestar contra quienes querían (y tal vez lograron) transformar el país en un coto empresarial usando la política para sus negocios privados. Monina colgaba la guitarra y su futuro como músico para comenzar a escribir novelas. La palabra escrita le parecía mejor medio para fotografiar su tiempo. Las ganas de reaccionar, el miedo al retorno del fascismo, la sombra del terrorismo, el vacío de mi generación, la de los jóvenes sin futuro, alimentaron mi fuego creativo, explicaba en Babelia hace ya un par de años.

Otra de las voces que interpreta el malestar social actual es la del francés Lionel Tran. Su novela, Sida mental, narra de modo autobiográfico la soledad de un joven, hijo de padres divorciados, con una madre de mayo del 68. La base fueron las declaraciones de un ministro francés acusando a su generación de padecer una especie de sida mental que les hacía vulnerables a todos los virus de la sociedad. La novela, dura y marginal hasta en la forma, cierra con el interrogante pesimista de si realmente hay futuro para las nuevas generaciones.

Libre, solo y sin pasta, de Romain Monnery es el retrato de un joven que busca su lugar en el mundo haciendo del ocio una forma de vida. Sus padres le han echado de casa y deambula por Paris haciendo gala de su inactividad: He dormido 1.000 horas, he visto 72 películas, he pasado 500 horas delante del televisor, he leído 34 libros (de bolsillo), me he preguntado 272 veces qué iba a hacer con mi vida, me he masturbado durante 20 horas… En definitiva: no he perdido el tiempo. Filosofía que acompaña a más de un miembro de una generación que rechaza el mundo del trabajo a fuerza de haber sido rechazado definitivamente por él. Todo con un humor corrosivo e hilarante, pero con buen estilo y un agudo sentido de la observación.

Acceso no autorizado, de Belén Gopegui, mucho más político, sobre la soledad y la violencia del poder de los gobiernos de la pretendida izquierda, de cuanto pudieron hacer y dejaron pasar. La novela es una historia de conciencia cuyo punto de partida es la intromisión de un hacker en el ordenador de la vicepresidenta del Gobierno socialista español. La vicepresidenta no se llama Maria Teresa Fernandez de la Vega, pero se parece mucho. Poco que ver con las edulcoradas revisiones noveladas del pasado reciente español, porque la obra desprende un hastío enfurecido hacia el noeliberalismo de izquierdas forjado en Suresnes, que en nombre de un obtuso pragmatismo posiblilista se ha conducido hasta la renuncia y la traición, convirtiendo la política en reserva para buscadores de éxito fácil y fortunas varias, en vez de –como habría sido de esperar- liderar proyectos hacia cotas más amplias de libertad y justicia, aspectos que parecen imprescindibles en cualquier proyecto llamado socialista

Un paseo solitario, de Gul Y. Davis es algo así como una combinación actualizada de El guardián entre el centeno y Alguien voló sobre el nido del cuco. El protagonista es Wil, un adolescente internado en diferentes centros de acogida, hospitales y sanatorios, que ha sufrido a su corta edad los abusos de su familia y la violencia de las instituciones. Un libro duro, que roza lo salvaje narrando la miseria, el miedo y la desesperanza a la que se ven sometidos cuantos se apartan de lo establecido como una vida normal. Casi kafkiano, lo mejor es saber cuanto menos sobre el argumento antes de la lectura. En cualquier caso, muy interesante porque, además, carece de narrativa lineal, y la intriga, las causas y las consecuencias se encuentran derramados como un puzle en cualquier parte del libro mientras Wil nos cuenta sus experiencias, su manera de ver el mundo a través de la fantasía, el miedo a la realidad y hacia dónde se conduce su existencia.

También el cómic se ha hecho eco de la crisis económica y social, y son numerosas las publicaciones que lucen en las estanterías de novedades, entre las que se encuentran ahora mismo hasta cinco de autoría española. Fagocitosis, de Marcos Prior y Danide, tergiversa las mecas de la sociedad de consumo, mostrando de manera cruel e irónica personajes como Marx Donald´s o El Corte Maltés, incluyendo acciones un tanto proféticas sobre el papel de los agentes del orden, porras en mano, en una smart mob ciudadana, viñeta que a muchos evocará los recientes acontecimientos de la plaza Catalunya. La idea de partida de esta novela gráfica es que cualquier objeto o icono famoso puede ser fagocitado para crear otros objetos con significados diferentes, incluso antagónicos al original. El poder de la publicidad para transformar el mundo creando otros nuevos, como los mostrados en Fagocitosis. Entre sus genialidades, el logo del cómic, fagocitado de una tarjeta de crédito, Marx convertido en payaso de la citada cadena de hamburgueserías, los anuncios de productos made in China pero pensados en Europa, o las demandas de trabajo como la del operario de limpieza con cinco años de experiencia, dominio del inglés y del entorno digital.

A Albert Carreres (dibujos), Alejandro Torres (ilustrador y guionista) y Daniel Riego (textos) les inspira la cola del paro, a la que comparan con la Muralla China en Andando. Desde L´Hospitalet de Llobregar –aunque sería trasladable a cualquier otro lugar de nuestra geografía-, tres testimonios reales tocados por la escasez de trabajo: Claudia, una chica soltera que sufre mobbing cuando se queda embarazada; Sergi, un joven que engrosa la cola del paro pero que, sin embargo, no pierde la esperanza de ver cumplidos sus sueños, y Andrés, quien a sus  treinta años de vida laboral ya andaba echando un ojo a los folletos del Imserso para cuando se jubilara, pero ahora le ha tocado volver a frecuentar el Inem. Como ya dijo Groucho, la humanidad, partiendo de la nada y con su solo esfuerzo, ha llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria.

Mucho menos agrio es La crisis está siendo un éxito, una recopilación de tiras cómicas elaboradas por Manel Fontdevila entre 2008 y febrero de 2011  publicadas periódicamente en el diario Publico. Zapatero pintado como un trilero en su afán por esconder las cifras del paro sin éxito o familias de clase media para las que el sistema ha sido una farsa. Banqueros, Gobierno, la patronal, la oposición, todos los que han contribuido, en definitiva, al pozo en el que nos encontramos, tratados con el afilado humor que caracteriza a este autor que siempre logra sacarnos una sonrisa, a pesar de que  el regusto que nos queda no deje de ser un tanto amargo.

En la misma línea humorística está el firmado por Aleix Saló, Españistan, una aguda y didáctica sátira sobre los responsables de la crisis económica en la que está sumido el país. Para completar la obra, el autor ha creado un blog y un genial video disponible en internet y que podéis ver desde hace unos días arriba, en la barra lateral de este espacio. Lo que empezó siendo, a principios de los 2000, el inicio de una prometedora época de bonanzas económicas y libertades sociales, dice Saló, ha acabado por mostrarse ante nuestros ojos como un monumental engaño. La gestión de los gobiernos alternantes, popular y socialista, ha provocado que España sufra la crisis mundial de modo más enérgico que otros países, tras despuntar hace unos años como una de las potencias económicas con mayores perspectivas a medio plazo, se convierte en leimotiv del cómic, el blog y el video Españistán.

Fills dels 80: la generació bombolla, también de Aleix Saló, de momento solo disponible en catalán, es otro de los interesantes títulos que aborda las raíces de la situación actual, en este caso de los desencantados del sistema. Utilizando unos personajes un tanto peculiares, pues poseen la característica de no tener nariz ni boca, Saló repasa con una capacidad de síntesis envidiable, los principales rasgos que definieron la generación de los 80. El cómic se divide en siete bloques (educación, cultura popular, drogas, sexo, vivienda, mundo laboral y revolución), además de la introducción y proverbio final, siempre bajo el prisma del humor y la ironía crítica. Gráficamente, además de los peculiares personajes, Saló juega con la disposición de las páginas y la topografía de manera bastante original frente al esquema clásico. Nadie que pertenezca a la generación de los 80 debería perderse esta lectura.

También el Cine, en particular el género documental, hasta el momento, se ha hecho eco de la situación actual. Hay quien no vio llegar el tsunami financiero pero no dio la voz de alarma por intereses propios, al menos es lo que se desprende del documental premiado con un Oscar Inside Job, de Charles Ferguson. La película destripa bastante bien los mecanismos de ingeniería financiera que han hecho posible llegar a esta situación centrándose en el año 2008, momento en que el Lehman Brothers  se hunde arrastrando con él las bolsas de medio mundo. La radiografía de cómo se manejan esos mercados de las finanzas y el montaje especulativo que ha derivado en la crisis actual resulta creíble, y la tesis fundamental que argumenta que el capital financiero tiene cogidos por los huevos al poder político norteamericano y a las universidades más prestigiosas donde se forman los futuros cuadros del sistema, es del todo convincente. Las prácticas criminales de bancos y grandes entidades de crédito, sostenidas por la desregulación de los mercados, la pasividad ofensiva de ciertos organismos internacionales y la capitulación de demasiados gobiernos durante décadas, son sin duda la madre del cordero.

El desmorone del sistema también puede verse en la pantalla grande con la austriaca Let´s make money (Vamos a hacer dinero), de Erwin Wagenhofer. De las minas y algodonales africanos a los paraísos fiscales financieros; del Parnaso neoliberal del Monte Pellerin, cuna intelectual de las Reaganomics, a las costas españolas arrasadas por el tsunami de cemento. El documental revisa con detalle cada aspecto de la maquinaria capitalista de modo exhaustivo, criticando la visión del neoliberalismo, el vil camino del dinero y los orígenes reales de la crisis que nos azota desde 2008 no solo en EEUU y numerosos países, sino destripando con detalle los maquiavélicos tejemanejes de la burbuja inmobiliaria española.

Por último, el ecléctico Michael Winterbottom, con una adaptación del libro de la periodista canadiense Naomi Klein, se suma a la radiografía económica actual en el documental La doctrina del shock, que trata el modo en que la gente es manipulada por los medios a través del miedo al terrorismo para someterles a su voluntad y su óptica sobre la situación.  La película sigue el rastro de las teorías de Milton Friedman y su puesta en práctica por los llamados Chicago boys durante los pasados cuarenta años, poniendo en evidencia las consecuencias de su legado y destapando el lado más oscuro de las tesis que sostiene han conducido a la situación actual y que, por su impopularidad, solo pudieron imponerse en numerosos lugares mediante la tortura y la represión. Un paseo desde el punto de vista económico  y sus consecuencias sociales y políticas por el Chile de Pinochet,  pero también por la Rusia de Yeltsin, la Gran Bretaña de Thatcher y, más recientemente, las invasiones de Afganistan e Irak.

Hoy, un mes después de que comenzase su andadura este movimiento, los indignados cuentan con su propia biblioteca virtual en la que reúnen títulos en varios idiomas, muchos de ellos descargables. Aunque bastantes de los citados aquí no pueden encontrarse todavía en esta biblioteca, la visita no deja de ser didáctica e interesante.