Loie Fuller fue una bailarina nacida en los Estados Unidos, que trabajó fundamentalmente en Europa y dejó impresionados a muchos de los artistas que nos impresionan aún a nosotros. Hizo de modelo a Rodin o Toulouse-Lautrec, y siendo “autodidacta” introdujo una especie de psicodelia en sus espectáculos, uniendo la luz y el color a su forma de bailar.
Entre la “aparente ingenuidad” del cómo se mueve y el carácter que se le adivina, parece una mezcla de flamenca dulce, bellísima, muy contemporánea y que se goza al ver.