No es fácil, pues en ocasiones tanto color puede llegar a cansarnos o ser estridente, pero si sabemos aplicarlo en unos tonos adecuados y combinarlo con objetos cotidianos, como en este caso, podemos tener el éxito asegurado. La decoración marroquí, como en otras facetas, tiene su razón de ser en el color en sí.
Particularmente, es ver estas fotos y transportarme al centro de cualquier zoco en donde las telas, las babuchas, las especias y demás productos se presentan en gamas de colores tan fascinantes como las que tenemos ocasión de ver en este riad.
¿Os gustan las explosiones de color o sois algo más neutrales en vuestra decoración?