De cine y poesía

Publicado el 28 junio 2023 por 39escalones

La poesía en el cine no es el paisajismo vacío ni el esteticismo hueco de la fotografía bella e insustancial. La poesía del cine está en los detalles. Por ejemplo, en dos de los elementos visuales que hacen de El apartamento (The Apartment, Billy Wilder, 1960) una obra maestra.

 1) El espejo roto. El instante en que, durante la fiesta de Navidad de la empresa, Baxter (Jack Lemmon) descubre en poder de la señorita Kubelik (Shirley MacLane) el espejito partido por la mitad que él mismo, poco antes, ha devuelto a Sheldrake (Fred MacMurray) como objeto olvidado en el sofá de su casa, fruto de los escarceos amorosos del gran jefe con una dama desconocida que resulta ser la chica de la que Baxter está enamorado. Rostro partido por la mitad, corazón roto.

2) Baxter es un tipo solitario de vida gris y rutinaria que presta su apartamento para que sus superiores en la empresa tengan un lugar donde echar una cana al aire. Eso le obliga a pasar mucho tiempo fuera de casa. ¿Dónde va? Billy Wilder explica toda una forma de vida y un sentimiento íntimo de soledad a través de de la sugerencia de unos pocos elementos visuales. Por las láminas que cuelgan de las paredes del apartamento nos enteramos de que uno de los lugares más habituales a los que Baxter va a pasar el rato, porque no tiene más remedio y en invierno hace mucho frío, es un museo que cae muy cerca de su casa: el MOMA. Pasa allí tanto tiempo que de vez en cuando compra láminas que utiliza para decorar las desnudas paredes de su apartamento:

La gitana dormida (Henri Rousseau, 1897)

Yo y la aldea (Marc Chagall, 1911)

Alrededor del pescado (Paul Klee, 1926)

Trafalgar Square (Piet Mondrian, 1939-43)

Los tres músicos (Pablo Picasso, 1921)

El estudio (Pablo Picasso, 1927-28)

Además, otra decena que se muestran parcialmente o en escorzo, lo que hacen difícil su identificación.

Pero como Baxter vive solo, apenas se relaciona con gente y le importan muy poco los detalles de decoración y las servidumbres estéticas de la convivencia y de la vida social, cuelga sus láminas en cualquier parte y… con chinchetas. Un personaje y su modo de vida descrito en cuatro pinceladas visuales y un buen trabajo de dirección artística (Alexandre Trauner). Cuando, al final de la película, Baxter decide mudarse, se lleva su soledad con él. Es decir, sus láminas… y sus chinchetas.