Cuando me enfade injustamente.
Cuando me indigne infantilmente.
Cuando te bloquee, no quiera entenderte y ni te deje hablar.
Cuando pierda las maneras.
Aquí será cuando más te necesite para llevar la situación. en todo ese error que es el hacer la rabieta como una niña, es cuando más se requiere de la otra persona. De su madurez. De su paciencia. De su amor.
En Psicología hablamos del Trastorno Personalidad Límite (TLP). Cabe decir que las características de personalidad son como una línia continua, con dos extremos, en que cada persona se sitúa más aquí o más allá.
Si tuviera que elegir un trastorno de la personalidad que más me identificase, señores míos, ese serie el TLP. Y lo digo sin más, no me avergüenzo ni lo enmascaro. Aunque evidentemente, no cumplo los criterios para ser diagnosticada como tal, si que a veces reacciono como tal.
Y cuando me descompenso, lo que necesito es mucho amor y mucha mucha paciencia. Y no hacerme mucho caso, la verdad.
Tambien puedes elegir poner distancia. Muy bien. Si huyes de mi hasta que pase la tormenta, me dejas sola con todo este galimatias de emociones, vacios y rellenos delirantes.
Me dejas a mi para que me apañe yo sola.
Y puedo.
Y lo haré.
Pero, como dijo Marilyn Monroe en su momento:
"Soy egoísta, impaciente y un poco insegura. Cometo errores, pierdo el control y a veces, soy difícil de lidiar. Pero, si no puedes lidiar conmigo en mi peor momento, definitivamente no me mereces en el mejor"