De donde vienen las supersticiones. El pensamiento supersticioso

Por Joseafg
Mucha gente cree que las supersticiones son estupideces propias de críos o personas ignorantes. Pero eso no es del todo cierto. Muchas conductas supersticiosas actuales tienen su base en respuestas muy adaptativas para el ser humano que fueron perdiendo su eficacia.

¿A que nos referimos con adaptativas?

En otras ocasiones ya hemos mencionado esta cualidad de las conductas humanas, haciendo referencia a como se ajusta esta conducta al ambiente natural y la supervivencia de la especie. Si la conducta va asociada a una consecuencia positiva para nosotros, para nuestras supervivencia, hay más probabilidades de que la volvamos a realizar. Entonces esta conducta se considerará adaptativa.


Desde la perspectiva de la psicología del aprendizaje, Herrstein diferenció la forma en que se adquieren las supersticiones humanas; por una parte las supersticiones idiosincráticas que estarían motivadas por la experiencia propia anterior con situaciones de reforzamiento y por otro lado las supersticiones sociales típicas que se han mantenido a lo largo del tiempo (por ejemplo creer que el número 13 o romper un espejo da mala suerte). Sugirió que las segundas, como dijimos antes, eran residuo de contingencias previas de reforzamiento que ya no eran efectivas, es decir, dejaron de ser adaptativas.

Las supersticiones idiosincráticas ocurren habitualmente en situaciones en las que se tiene poco o ningún control sobre las consecuencias de las propias acciones, como puede suceder, por ejemplo, en los juegos de azar o en el deporte.

Ejemplos de supersticiones idiosincráticas:



  • Las personas que juegan a las máquinas tragaperras desarrollan supersticiones que repiten una y otra vez en relación a una vez que esa conducta salió reforzada con premio, entre ellas podemos encontrar que arrojan la moneda de una determinada manera, meten un determinado número de monedas de cada vez o tocan una secuencia de botones determinada. 
  • En el deporte también es bastante común entrar de una determinada manera en el terreno de juego, con el pie derecho por delante o llevar una prenda de ropa determinada. En relación a la ropa, es muy conocido que cuando Michael Jordan ganó su primer título llevaba puestos unos pantalones cortos debajo de su uniforme, a partir de es momento llevó puesto pantalones cortos debajo de su uniforme durante gran parte de su carrera deportiva.


Veamos un par de ejemplos de supersticiones sociales:

  • Romper un espejo, 7 años de mala suerte. 
Esta maldición se remonta al siglo XV de nuestra era, en Venecia. La aristocracia veneciana encontró un nuevo símbolo de riqueza, los espejos, que por aquel entonces tenían un elevado coste, debido a los materiales con que se fabricaban. Estaban hechos de una lámina de plata sobre la que se colocaba un vidrio que la recubría. Comenzó entonces el calvario para los sirvientes de tal aristocracia, eran advertidos de que, en caso de romper un espejo mientras lo limpiaban lo pagarían trabajando sin cobrar hasta abonar el coste total del espejo. Su elevado coste equivalía a varios años de trabajo de cualquier sirviente, ¿Qué peor suerte puede correr alguien que vive de su trabajo?
  • Mala suerte encender tres cigarrillos con la misma cerilla
Esta conducta supersticiosa proviene de la primera guerra mundial en la que durante gran parte de las batallas los combatientes permanecían refugiados en las trincheras. Ante esta situación era muy probable que cuanto más tiempo durase la cerilla encendida para encender el cigarrillo más probable sería que un soldado fuese abatido por un disparo del enemigo.


En los ejemplos de supersticiones sociales vemos como una contingencia de reforzamiento que tenía una gran relevancia en una determinada situación (riesgo de morir si localizan tu posición en la trinchera o no poder vivir de tu trabajo) deja de tenerla en otras, y, aun así, se mantiene a lo largo de varias generaciones.Para terminar mencionar que, a pesar de lo que se pueda creer, la conducta supersticiosa no es exclusiva de humanos. Allá por 1948 Skinner, el psicólogo del aprendizaje por excelencia, llevó a cabo un experimento conocido a día de hoy como "el experimento de superstición". Colocó a varias palomas en cajas experimentales diferentes a las que se les dispensaba una pequeña cantidad de grano cada cierto tiempo independientemente de lo que hicieran en cada momento. Observó que los animales presentaban ciertas pautas de comportamiento que presentaban antes de la entrega de la comida, como si ese comportamiento estuviese controlando la entrega de la comida. Algunas palomas levantaban la cabeza cerca de la aparición de la comida, otras aleteaban o daban vueltas sobre si mismas, dependiendo del tipo de "superstición" que hubiesen adquirido.