El objetivo de la iniciativa era conseguir que a través del diseño, se configuraran una serie de proyectos locales que mejoraran el bienestar de la comunidad y que aceleraran la transición de las pequeñas regiones hacia la sostenibilidad. Estos proyectos giraban en torno a la salud, la movilidad, la escuela, la energía y la alimentación.
Uno de los casos paradigmáticos fue el de la agricultura urbana en Middlesbrough, donde se consiguió que escuelas, organizaciones de consumidores, asociaciones de distribución, la unidad de salud mental del hospital, grupos de vecinos, etc. se involucraran en el proyecto ‘de la tierra a la mesa’ para aumentar la producción local de alimentos y reducir el kilometraje de estos productos.
En un primer momento, los grupos identificaron lugares en los que poder cultivar alimentos. En primavera, más de mil personas comenzaron a cultivar frutas y hortalizas en contenedores por todo el pueblo. Entre mayo y septiembre, los nuevos agricultores urbanos iban recogiendo sus ingredientes y los compartían en unos eventos comunitarios donde se preparaban, cocinaban y comían los platos a base de la comida que ellos mismos habían cultivado.
El colofón final del proyecto tuvo lugar a finales de septiembre, cuando se preparó un banquete para 1.500 personas en la plaza del pueblo, basando el menú en los alimentos cosechados.
La iniciativa se complementó con un mapa realizado por los diseñadores André Viljoen y Bohn Katrina. En él se detallan las asignaciones existentes en la ciudad, los ‘paisajes comestibles’, las tierras sobrantes y pone de relieve las conexiones entre la ciudad y los productores locales de alimentos. Para la autoridad local, este proyecto se convirtió en un plan a considerar como un nuevo contexto para las estrategias hacia una economía de la alimentación más local y sostenible.
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