De lo espiritual en el arte

Por Gemahc
Utilizo el título de la obra de Kandinsky, pero no voy a escribir sobre este libro.
Lo que quiero decir hoy es que está de moda lo espiritual. Y ésta es una afirmación extraña, porque se junta la palabra moda - que alude a algo pasajero y que rápidamente emparentamos con lo intrascendente, con lo frívolo- con la palabra espiritual, que hace referencia a nuestra búsqueda del sentido último de la vida, a lo transcendente por excelencia.
Pero, por muy extraño que resulte, es así. Parece que estamos viviendo una especie de espiritualidad intrascendente y vacía de contenido, que picotea de la descontextualización de ideas, premisas, dogmas, de distintas filosofías y religiones, cuanto más lejanas y orientales mejor.
No pretendo, y esto es importante que quede claro, ponerme a criticar estas filosofías y religiones, de las que en general sé muy poco. De lo que me quejo a gritos es precisamente de la banalización de lo espiritual, teniendo esa supuesta espiritualidad por bandera.
Y me voy a tratar de centrar en un ámbito más pequeño: en la práctica de las artes plásticas, y en la arteterapia.
Yo no soy terapeuta y no he estudiado psicología, pero practico la pintura y la escultura. Hago objetos, creo imágenes, y conozco la parte terapéutica de esta actividad.
Soy consciente de que saco adelante estas obras para conocer el mundo que me rodea, para conocerme a mí, el mundo al que yo rodeo, para estar cuerda, sana... Para expresarme, para comunicarme, para los demás, para mí.
Para jugar.
Sí, todo eso es verdad.
Pero la terapia no tiene en cuenta la obra. La analiza, la desmembra, para seguir explorando las necesidades del autor. Pero ¿y la obra?
He hecho una obra, he creado algo, lo he sacado de mí, ya no es mío, ya no me debe nada. ¿Qué hay de la obra?
Lo que hay de espiritual en el arte está en la obra. No en el autor.
Estoy segura de que hay verdaderos expertos en arteterapia, que pueden ayudar a muchas personas a ser más felices haciendo música, pintura, escultura, poesía, etc
También estoy segura de que la mayor parte de la oferta arteterapéutica proviene de gente no tan cualificada. La mayoría ofrecen algo así (he eliminado las faltas de ortografía):

• Para personas de cualquier edad, que deseen iniciar un proceso de crecimiento y auto- descubrimiento, a través de las diferentes propuestas arteterapéuticas.
• Utilizar distintas técnicas y materiales artísticos a la vez que despertar los sentidos creando.
• Lo importante es el proceso creativo en sí y lo experimentado durante el proceso, no importa el resultado estético.
• Pasar un buen rato.


La obra no importa... Importa pasarlo bien, importa creer que uno va a crecer y a despertar sus cinco sentidos sin un mínimo sentido crítico (es un acto de ilusión, de fe ciega). Entonces ¿qué es lo que estamos haciendo? ¿qué objeto tiene ponerse a hacer nada?
¿Qué clase de crecimiento y autoconocimiento nos proponen? ¿a través de qué?.
El proceso artístico es maravilloso. El resultado muchas veces hay que tirarlo a la basura, es verdad. Pero si no hacemos para y por la obra, para que sea buena, sincera, valiente, autónoma, entonces el proceso ya no es tal maravilla, carece de sentido y no nos ayuda a crecer ni a nada de nada.