De metal, por favor...

Por Retroyconencanto @retroyconencant
Una mañana de invierno de hace muchos años, paseaba una de nosotras a sus mellizos en su cochecito doble, cuando un saltamontes tamaño XXL, de esos marrones tipo cigarrón, se posó en el mango del carro. Soltar el asa fue el primer instinto de la madre, instinto que cumplió, con prestancia e inmediatez, presa del pánico. El siguiente impulso fue el de salir de ahí corriendo. Pero no era plan de abandonar a los niños, claro. Sin embargo, se sentía incapaz de reaccionar, de solucionar, de... ¡nada! Ese estado de nulidad absoluta solo duró un instante, hasta que el instinto de madre pudo con todo, y parando al primer ser humano que se cruzó en su camino, le imploró que le quitará aquello del cochecito... Uff, queremos pensar que, sin humano a la vista, la situación habría quedado igualmente resuelta. Pero siempre tendremos la duda. Y es que los saltamontes no son lo nuestro, en realidad, pocos insectos o "lagartijos" lo son... Por eso, esta tendencia actual a decorar y adornarse con ellos (eso sí, muy dorados y glamurosos), como que no la terminamos de encajar...


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¿Qué nos contáis? ¿Dispuest@s a usar de algún modo esta moda?