Afortunadas son estas Islas Canarias y afortuanda soy yo de poder volver a pisarlas, a disfrutarlas, a degustarlas! Si en Navidad estuvimos en mi admirada Gran Canaria, ahora le tocaba el turno a Fuerteventura, donde nos gusta venir en esta época del año, cuando el viento aprieta y mi marido e hijos pueden practicar ese deporte que tanto engancha, el kite surf.
Y precisamente por eso, para que ellos puedan practicarlo con facilidad, nos alojamos en el Hotel Meliá Gorriones, que se encuentra divinamente ubicado para los amantes del kite y del windsurf. El Gorriones está en la Playa de la Barca, en la Península de Jandía, al sur de Fuerteventura. Y muy cerca del hotel se encuentra la Escuela de Kite de René Egli, una de las más reconocidas y prestigiosas de la isla.
El Meliá Gorriones, además no me cansaré de decirlo, es un magnífico hotel, no solo por su perfecta ubicación, sino por todo en general. Las habitaciones son espaciosas y tienen unas vistas preciosas a la playa y a la Laguna, el servicio de todo el hotel es atento y cariñoso con todos los clientes. Se come bien, hay animadores que entretienen a los niños más pequeños, lo que lo convierte en un lugar ideal para viajar en familia. Pueden jugar al tennis, al paddle, al pin pon.. Y Por las noches les organizan shows, teatros y bailes, que a los más pequeños les divierte mucho y a los padres nos encanta aplaudirles! Y hay un Spa para masajes, manicura, depilación, pedicura, y relax a tope! En fin, que es un lugar ideal para descansar todos juntos.
El Hotel también tiene a disposición de los clientes las SegWay, con ruedas especiales para poder hacer excursiones por las dunas y la playa. Uno de los días las alquilamos para poder llegar hasta casi el final de la playa de Sotavento, no se exactamente cuántos kilómetros son, pero muchos! diez? o mas!! Y es una excursión preciosa y muy entretenida. Planazo para los niños que disfrutaron como idem pero también lo disfruté yo, viendo sobre todo a Lucas…casi repuesto!
Dicen y no seré yo quien lo dude, que las playas de Fuerteventura son las mejores playas del mundo!
El Meliá Gorriones y dado su enclave privilegiado ofrece unas vistas desde cualquier ángulo que invitan a todos los clientes a tomar fotografías continuamente. Además como la laguna sube y baja, las vistas siempre son diferentes ya que cambian a lo largo del día. En sus jardines, impecablemente bien cuidados, crecen palmeras, ficus, y todo tipo de cactus. La última noche salí a pasear antes de acostarme, a modo de despedida y dos conejos salieron a saludar! También hay ardillas..
Y para pasear y tomar el sol, la playa es increíble, no solo por su dimensión, sino por su arena fina y exotismo, rodeada de dunas y de palmeras, de flores multicolores, buganvillas y cactus. Las vistas de la Laguna, que solo se forma en algunas épocas del año y que hace cambiar por completo la forma de la playa, también son un prodigio de la naturaleza. Leer a la sombra de estas palmeras, tocando la suave arena de la playa y observando la naturaleza que se nos pone por delante ha sido un auténtico privilegio. Pero también la lectura desde la terraza de la habitación es un lujo.
Pero también hay mundo más allá del Gorriones, aunque no hace falta irse muy lejos para cambiar totalmente de paisaje e incluso de mar. Esto es seguramente lo que hace de Fuerteventura un lugar muy bueno para deportes naúticos, que tiene dos mares, la zona de Costa Calma, donde se encuentra el Gorriones, calma porque no hay olas pero sí mucho viento, y la zona opuesta, la costa de las playas de Barlovento, Cofete o La Pared, ideales para la práctica del surf por el tamaño de sus olas! Estuvimos en la Pared que es lugar de peregrinación para los amantes de surf, y mis hijos lo son por nuestros veranos en Santander. La playa debe su nombre a la inmenso piedra que la franquea. Y el paisaje es volcánico.
Junto a la playa hay un pequeño chiringuito merendero, ideal para comer o para tomar un refresco al atardecer admirando el oleaje.
Una noche fuimos a cenar a un restaurante cerca de Morro Jable, Marabú, muy recomendable, yo tomé un carpacio de atún con una suave salsa de wasabi que lo hacía aún más delicioso. Y por supuesto tomamos vinos de Lanzarote, en concreto el Stratus, que es uno de mis favoritos. Los vinos de Lanzorte merecen post a parte. La viticultura volcánica de la Geria en Lanzarote tiene Denominación de origen y la calidad y sabor de sus vinos son excelentes. Pero para gastronomía hay que hablar de “la vieja”. Un pescado autóctono canario que ahora precisamente está en temporada. Ya os hablé de la vieja en el post de Lanzarote (restaurante El Risco, abril 2009). Es un pescado muy sabroso a la par de suave, se parece a la merluza, que siempre sienta bien, aunque lo hagan con un poquito de ajo! Riquísimo! Acompañada de papas y mojo un recuerdo inolvidable para cualquier visitante a las islas. Hay que tomarlo fresco pues se estropea con facilidad y su temporada es de abril hasta agosto.
Y el queso majorero, el queso típico de Fuerteventura pues está elaborado con leche de las cabras de la isla que son famosas y símbolo de la isla. Es un queso muy sabroso, de aspecto parecido al parmesano, pero mucho más rico, sin que se me ofendan los italianos! Junto a la playa de La Pared hay una ganadería que además es famosa en la isla y ha recibido varios premios, y venden al público el queso majorero La Pastora. Así que aprovechamos la excursión a La Pared para hacer buen acopio de Majorero La Pastora. (Os dejo el enlace de su web)
Y como despedida os dejo con fotograías del atardecer desde el Parque Natural de Jandía, donde solo se puede acceder en todoterreno y esta prohibido salirse de los senderos marcados. Es como visitar la luna, pero con conejos!! el sol se pone en el mar y los tonos anaranjados iluminan las playas de Barlovento, La Pared y Cofete.
Y os dejo el enlace del post sobre Fuerteventura del año pasado (abril 2010), si queréis ver más fotos y otros datos, pinchad aquí.