De pavos reales y otros exhibicionismos

Publicado el 18 junio 2010 por Lili @jujokki
Asustada. Yo creo que esa sería la mejor descripción de la cara de una de mis Solteritas hoy por la mañana. La situación: el café y la hora de siempre, salvo por un pequeño detalle, mi solterita estaba radiante.Parecían que le hubiesen colocado un ventilador delante de la cara y venía a cámara lenta. Adoro el poder de las peluquerías y lo que un cambio de imagen puede hacer sentir.

Hablamos de la noche anterior. Una de las mejores-y más interesantes-noches que hemos tenido últimamente, en la que, por supuesto, se dieron comportamientos extraños. Siguiendo con la tónica de esta semana, y por supuesto, sin ánimo de ofender a nadie, analizaremos la siguiente situación:
Protagonista: Soltera (claramente en un grado 8,5 / 10 en la Escala de Desesperación de Bridget Jones)Objetivo: Un soltero elegido al azar largo tiempo atrás.Pros: el objetivo era muy bueno, para que engañarnos.Contras: el objetivo había rechazado a la protagonista reiteradas veces, por activa, por pasiva, a buenas y a malas.Soluciones adoptadas: un último intento, a lo pavo real.
Y ahí es dónde empieza el problema. Solteras del mundo que estáis enamoradas de un hombre -rayando la obsesión, todo hay que decirlo- por favor, NO os comportéis como pavos reales. ¿Qué sucede cuando vais a un bar y veis a una chica que CLARAMENTE se ha preparado más de la cuenta? Sobre todo si, no es por ser mala persona pero seguro que todos lo habéis pensado en alguna ocasión, claramente han sido en vano. Así, la protagonista despliega toda la artillería al más puro estilo del pavo real en el cortejo (en una chica no se puede ser un pagafantas) y a probar suerte. Y ya se sabe, realmente no hay solteras desesperadas, si no solteras que se desesperan (sobre todo con hombres que claramente no les convienen). Y ahí es donde comienza su declive: baile al frote, demasiado maquillaje (retocado cada cinco minutos), exceso de alcohol. ¿Resultado? Una imagen exterior rozando el patetismo y la cara de incredulidad del objetivo (o incomodidad, según se mire), que puede llegar a ausentarse del lugar público en cuestión.
Moraleja: Sutileza al poder, por favor.