Últimamente estamos de lo más sesudas y reflexivas, sobre todo una de nosotras, suponemos que debido a los cambios sustanciales que está sufriendo en su vida familiar y, por ende, en toda su existencia.... El nido vacío tiene sus consecuencias afectivas, pero también va por fases... Igual es un mecanismo de defensa, pero el otro día cruzó por su mente, como un flash, un sentimiento de alegría por la nueva vida que estaba desarrollando su hija... Fue tal la impresión, que tuvo que sentarse a analizar despacito esa emoción tan diferente a la pena mora que llevaba arrastrando desde que su niña se fuera a estudiar fuera... De repente se puso en la piel de su vástaga, empatizando por completo con su situación y sus emociones; lo que debía sentir viviendo en una ciudad diferente su propia vida, estudiando lo que le apasionaba, disfrutando de una libertad sin preguntas (teniendo siempre presente su madurez y su sentido de la responsabilidad)... Sintió como propias su felicidad, su ganas de comerse el mundo, también sus miedos, cómo no, y le pareció que vivir esa experiencia era la aventura más apasionante. Desde entonces todo ha pasado a otra dimensión; el dolor de ver volar a su retoño se mezcla con la alegría de saber que, aunque dichosa la rama que al tronco sale, ella está construyendo su propio destino, a su manera.
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No sabemos si todos tendréis hijos en edad de irse de casa... Pero seguro que sí podéis contarnos qué os parecen estas ideas con ramas para decorar...
¡FELIZ FIN DE SEMANA!