Los cacharros elegidos para ellas eran un par de tazas; una de cerámica que había perdido el asa, y la otra de peltre. Estos recipientes tienen el inconveniente de no traer un agujerito por el que la tierra drene el exceso de agua de riego... Y aunque existe una técnica que pone remedio a esto, consistente en depositar en el fondo del receptáculo, previo a la tierra, una capa de piedras que hará las veces de desagüe, a nosotras nunca nos ha funcionado... Total, que necesitábamos un pequeño orificio, para lo cual, con cuidado, y este taladro del 30, que, no nos preguntéis por qué, teníamos en casa, nos pusimos a ello.
Con nuestros boquetes hechos, sí buscamos una pequeña piedra que colocar encima...,
..., y que facilitará el drenaje de la tierra que verteremos sobre ella.
A media taza, más o menos, colocaremos nuestros tallos con sus raíces, y los terminaremos de cubrir con el mantillo.
¡Y listo!
Hemos regado la tierra y comprobado que, efectivamente, por los orificios, se escapa la demasía de líquido.
Queda esperar unos días para comprobar si las plantas agarrán...
Ojalá se sientan cómodas y a gusto en sus nuevos contenedores, con sus nuevas compañías (como la preciosa taza de chip, regalo de una de nuestras Julias)...,
..., y en los lugares elegidos para ellas. Lo cierto es que nos encantaría que este rincón de una de nuestras cocinas se llenara de verdor... Sabemos que nos es fácil pues no abunda en luz natural... Pero no desesperamos en el intento...
¡Ya os contaremos! Y mientras, un viernes más, nos vamos con nuestras tazas y plantas al Finde Frugal de Marcela.
Os adelantamos el viernes pasado que la Feria de Abril se encontraba a la vuelta de la esquina. ¡Pues ya está aquí! Mañana sábado dará comienzo un año más, y, de nuevo, nos tomaremos la semana que viene de vacaciones blogueriles, para incorporarnos el lunes 23. Por supuesto, ¡estáis todos invitados!