Para llevar a cabo una atención sanitaria mínimamente eficiente y de calidad son necesarias determinadas premisas, profesionalidad, tiempo, adecuación de recursos humanos y materiales y suficiencia financiera.
Todo aquel que no entienda las premisas, en mi opinión, no está capacitado para administrar o gestionar la sanidad.
Si falta cualquiera de las anteriores, puede ocurrir que las otras no sean capaces de compensar la carencia.
Para establecer recortes será necesario determinar el adecuado nivel de cada premisa.
Los recortes de plantilla, si no sobran profesionales son una actuación temeraria y podría ser punible y si sobran reconocen de forma explícita que la plantilla estaría sobredimensionada en cuyo caso existen unos claros responsables de ese desatino que no son precisamente los coordinadores de los equipos sino los gestores anteriores que muchas veces son los mismos que luego recortan.
Para determinar la suficiencia financiera basta con analizar las necesidades pero es imprescindible ver la situación de la que partimos para no establecer presupuestos irreales que determinarían que el posible acuerdo o pacto de gestión entre dirección y EAP fuera realmente un fraude por su imposibilidad de cumplirse. Aún en este caso la autorización del gasto se produce en Dirección y por tanto también tiene claros responsables, quizás esos mismos que ahora se pondrán a dirigir los equipos de los coordinadores cesados.
Una falta de sustituciones conlleva la suplencia entre compañeros con la correspondiente disminución del tiempo dedicado a cada paciente que puede llevar a la toma de decisiones precipitadas y resultar con tratamiento farmacológico en situaciones que precisarían de una adecuada relación médico paciente con análisis de la situación personal, anímica y social que permitiera el adecuado abordaje psicológico.
Lo mire como lo mire sigo pensando ¿de verdad piensan que somos tan ingenuos?