El destino de una de nosotras fue Edimburgo y la interfecta no ha quedado decepcionada, sino todo lo contrario, porque esta magnífica ciudad escocesa no tiene desperdicio.
Visita obligada es el famoso castillo de la ciudad, en lo alto de un despampanante risco de roca volcánica. ¡No veas el frío que hacía ahí arriba!
En el interior de la fortaleza, una preciosa ciudad en miniatura hace las delicias de los visitantes....
Pero la ciudad baja, la real, la vivida, es igualmente bella. La colorida calle Victoria es buena prueba de ello...
Edificios en piedra inundan una ciudad cuyo encanto se extiende de punta a punta.
La abadía contigua la palacio Holiroodhouse, donde la reina se instala en sus visitas a la ciudad, aún mantiene ese aire de recogimiento que, suponemos, tenía en el medievo.
Y qué decir de los maravillosos paisajes de las "high lands" o tierras altas... ¡Y su ganado bovino tan particular!
Los lagos son parte de esa belleza natural. El de Lomond es el más grande de Gran Bretaña.
Y espectacular, tambíén, el castillo que corona la localidad de Stirling, cerca de la cual también se halla el monumento más grande al héroe escocés William Wallace (¿recordáis a Mel Gibson en Braveheart?)
El mero hecho de asomarte a una ventana del mismo ya es una delicia para la vista.....
Pues ahora toca el Sur... Y es que la otra de nosotras se fue a Marruecos... Ya es su tercer viaje a este país que cada vez la tiene más enamorada, por lo exótico de su cultura, la belleza de sus ciudades y la amabilidad de su pueblo, acogedor y servicial como pocos. Esta vez, el destino elegido ha sido Fez. Pero antes de adentrarnos en ella, hicimos un par de excursiones...
La primera, a la antigua ciudad romana de Volubilis, el yacimiento mejor conservado del Norte de Africa, donde disfrutamos de sus preciosos mosaicos y de estampas tan bonitas como ésta.
Y la segunda a Menkes o Mequinez, una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos y en la que destacaríamos su plaza principal, que nos recordó mucho a la Jamaa -el-fna de Marrakesh, y en torno a la cual gira la vida de la ciudad.
También tuvimos tiempo de visitar la Madraza Bou Inania. Estas antiguas escuelas son una de las cosas más bonitas de la arquitectura Arabe, al menos de las que te permiten visitar, pues ninguna mezquita de Marruecos es visitable, si no eres musulmán...
Y, por fin, tras la excursión, inmersión total en Fez. Nos alojamos en el Riad Algila, en plena Medina, la más grande del mundo árabe. Solo tenemos buenas palabras para el alojamiento y el personal que lo atiende, en él nos sentimos como en casa.
¿Y qué decir de la ciudad? Pues que hemos vuelto enamoradita de su zoco, ¡el centro comercial más divertido y variopinto del mundo!...,
..., de su plaza Seffarine, donde aun se conserva uno de los oficios más antiguos de fez, el de los artesanos caldereros...
Esas tazas, mugs, jarritas... de cobre martilleado, tan de moda... Allí mismo se fabrican.
El zoco de los curtidores, impresionante ver como trabajan la piel desde el origen. Fez es un buen lugar para comprar artículos de piel.
Comprobar como la costura es patrimonio de los hombres...
O, simplemente, dejarse seducir y sorprender por cualquier rincón de esta bulliciosa, divertida y maravillosa ciudad.
Hoy quizás os hemos cansado con las fotos... ¡y eso que hemos hecho una pequeña selección! Pero ambos destinos merecen hacer miles de instantáneas... . Esperamos que hayáis disfrutado de estos viajes virtuales.