Hacía tiempo que no pasaba por aquí. El otro día se me ocurrió ojear mi abandonado blog, y vi todas las visitas que tenía sin ni siquiera haber escrito una mísera línea. Pensé que no podía dejar de escribir ya que parece que lo que escribo llega a la gente, así que me dispongo a retomar este rincón y hacer que siga vivo. Cinco meses sin escribir muchos son, y bueno, os pido disculpas por no haber dado explicaciones pero esto no deja de ser un hobbie para mí y al final todo se resume en que mi vida real me ha consumido todo el tiempo.
Os seguiré contando los avances en el crecimiento y desarrollo de mi hija, mis impresiones sobre su trastorno y todo lo que le rodea, os contaré todas las trabas y las ayudas del sistema, y también os quiero contar actividades que hacemos tanto en casa como fuera para que la niña siga aprendiendo, porque no nos engañemos los niños aprenden jugando.
Como no quiero empezar a contaros cosas así sin más, os haré un resumen de estos meses:
Mi pequeña se graduó en la guardería, bailó como una campeona sin perder el ritmo, porque de ritmo y música ella sabe mucho. Nos fuimos con pena por los dos años pasados allí que nos han aportado tanto a toda la familia y muy agradecidos por lo cuidada, estimulada y querida que ha sido la niña.
Empezamos el verano con mamá (yo)un poco flojilla pero enseguida recuperamos el ritmo con visitas a la playa y baño, pero entonces papi se puso malito; Por suerte todo salió bien, aunque tuvimos unos días difíciles de ingreso en hospital. La peque se portó fenomenal con sus abuelos que fueron nuestra salvación y entendió a la perfección lo que estaba sucediendo.
Tras el bache de salud pudimos disfrutar los tres juntos de unos días de vacaciones, y adivinad quién fue la que más disfrutó…Piscina, mar, agua y más agua, capuzones, castillos de arena, jugar con sus primas, con “amiguitos” en la playa, paseos con y sin patinete, parques de bolas, camas elásticas, ferias y el treeennn…Si el tren, pero no una locomotora cualquiera no, si no el típico tren turístico que hay en las playas (tierra trágame)…Y es que era una experta en oír la campana del “trenecito” desde bien lejos: “Oohh, la campana del tren”.
Durante estos meses he podido volver a comprobar que mi hija es féliz, y es feliz con poco, cualquier cosa por pequeña que sea le alegra el día, lo vive todo con muchísima intensidad, lo cual es un poco rollo cuando tiene que dejar de hacer algo que le gusta porque se enfada, pero veo como disfruta de la vida y como a pesar de sus dificultades, se interesa en saber y aprender cada día más; cómo no hay malicia en ella (que sí pillería) y si te ve triste te consuela y te da besos. Comparte sus juguetes aunque también le sale su “miiio”, pero siempre cede (esto me gusta menos pero…) lo cual me hace ver que es muy buena. En fin, que vamos a seguir en el camino que aún nos queda mucho por recorrer y esperamos hacerlo bien o lo mejor que podamos.
Gracias por seguirme.