En 2008, dejé Iberia no por gusto ni porque no me renovasen, si no porque debía forjar mi futuro y el siguiente paso importante era estudiar y aprobar la selectividad. La aprobé. Pero por el camino tuve que dejar uno de los trabajos más gratificantes que he tenido. Cargaba maletas, ya he hablado de ello.
Al dejarlo me propuse volver, y me propuse también tratar de ser coordinador de vuelos, me gustaba ese trabajo. En constante contacto con todo lo que rodea la operación, pilotos, azafatas, mecánicos, personal de embarque, de rampa...todo a su hora, todo coordinado, todo perfecto.
Unidos como uña y carne a una carpeta y un walkie, son capaces de estar atentos a mil cosas y contar el tiempo casi en segundos.
Lo intenté en Iberia y lo intenté en Swissport, pero la oportunidad me ha llegado gracias a Lesma.
Lesma hace el handling de los vuelos de Ryanair. Y ha terminado una huelga hace poco de la que poco se. No es un secreto que el trabajo no está muy bien pagado y que los turnos y horarios pueden ser un infierno. Pero estoy en el puesto en el que quería estar y haciendo lo que quise hacer.
Llevo pocos días trabajando y me ha ocurrido poco y a la vez mucho...los primeros días fueron un poco desconcertantes, todo ocurría muy rápido, demasiada información y el tiempo corría a una velocidad vertiginosa. No hacía más que sudar como un pollo en el finger / pasarela del avión mientras a duras penas lograba sumar los pesos de la hoja de carga.
Estuve varios días acompañando a compañeros hasta que finalmente me han soltado, ahora que ya estoy suelto me doy cuenta de lo realmente complicado que es seguir a alguien en este trabajo y enterarse de lo que hace. Todo ocurre realmente a una velocidad vertiginosa, y la información sobre el número de pasajeros, maletas y equipajes de mano varía constantemente, haciendo que necesites estar muy atento a todo lo que ocurre a tu alrededor.
No siempre es fácil evitar un retraso. El avión llega tarde del vuelo anterior, la tripulación cambia, los pasajeros crean conflictos innecesarios...desde lo más simple a lo más complejo, pasando incluso por lo absurdo. Todo puede pasar y debes estar preparado para afrontarlo del mejor modo posible. Sin paciencia este trabajo puede consumirte muy rápido.
Los días de más horas, no te da tiempo a mirar el reloj y no eres consciente de la hora hasta que ya han pasado tres horas. A veces no hay tiempo ni de beber un poco de agua. A partir de la cuarta hora de trabajo el cuerpo comienza a notar el cansancio de tanto estrés. Tu mente colapsa. No logras sumar con la calculadora 1+1, pero debes de seguir, y aunque el cuerpo te obligue a bajar el ritmo, el trabajo sigue adelante y sin descanso.
Todavía me estoy adaptando, el cuerpo necesita coger este extraño ritmo de trabajo, hoy madrugo, mañana trasnocho, hoy dos horas, mañana seis...no es fácil.
Creo que sin duda hay un momento que para mi es el favorito, la maniobra de pushback. Se trata de empujar hacia atrás el avión para sacarlo del finger, que arranque los motores y comience el rodaje hacia la pista. Cuando el avión cierra las puertas y el finger se separa, el avión está listo para salir, el estrés se termina y puedes relajarte unos instantes mirando el avión, soñando en que tal vez algún día sea yo quien pueda pilotar un avión así.
La maniobra se puede hacer en visual con gestos o con unos cascos conectados al avión, me gustan ambas, pero me quedaría con la visual.
Asi es que una nueva experiencia más y espero que dure al menos hasta que llegue algo mejor, a ser posible de piloto.
Buenos vuelos y ready to pushback apron north!