Alba (moderadora): ¿Echabais de menos los debates del diario, tiramillotes? En esta tercera ronda los contrincantes serán Cristina y Óscar, que lucharán con uñas y dientes (pero con muchísima educación) para defender sus posturas sobre Sinsajo, el tercer y último libro de la saga más famosa de Suzanne Collins. ¡Que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre! Eso sí, mucho ojo si todavía no habéis leído el desenlace, porque van a destriparlo, exprimirlo y hacerlo puré a lo largo de la contienda.
Óscar (combatiente nº2): No dudo de las capacidades y virtudes de esta saga, han sido bien demostradas, pero lo que pongo en duda es su catalogación: ¿juvenil? Una trilogía en la que priman sangre y muerte y que, para colmo, el mensaje final que transmite no es nada esperanzador, no alimenta la feliz lectura. Las cuestiones que plantea son demasiado aterradoras como para que un adolescente pueda disfrutar de la novela sin morbo, y desde luego preferiría que mis hijos leyeran algo más agradable e imaginativo. Centrándonos en el desenlace, no es nada alentador, y después de tanto horror y sufrimiento qué menos que ofrecer algo de luz a los lectores.
Óscar: Has dado en el clavo: los adolescentes consumen con gusto todo tipo de productos basados en guerras, destrucciones, sangre, violencia y armas, pero ¿es esto necesario? ¿Serán estos productos los que formen a los hombres y mujeres del futuro? No, en absoluto; la violencia gusta, pero no aporta nada bueno, y no me vale el cuento de que LJDH ofrece a los jóvenes una visión de un futuro posible, porque estamos bien lejos de todo eso. El desenlace de la trilogía pretende dotar de un mayor realismo a un conflicto que debería haberse solucionado. Así, la historia se hubiera quedado en una aventura para el lector que, aunque violenta y poco apta para el público juvenil, tuviera menos pretensiones moralistas y más ganas de entretener. Pero es que con tremendo final, ¿qué mensaje están recibiendo los jóvenes? ¿De verdad necesitan ver cómo una niña es atravesada con una estaca o cómo la carne de un adolescente enamorado revienta en la cara de la protagonista?
Cristina: Hay que diferenciar entre hacer apología de la violencia y mostrar la realidad (no la del futuro, sino la de muchos países que están en guerra o han vivido dictaduras -sin tantos artificios como en la trilogía, de acuerdo, pero el trasfondo es el mismo-). Para mí el gran atractivo de la obra de Collins es precisamente su capacidad para hacer pensar: lo malo habría sido narrar escenas violentas con el único fin de entretener; al menos hay un motivo por el que los protagonistas luchan, que es el que hace que esta saga sea tan especial. Después de mostrar la crueldad de unos Juegos y un presidente, no había otra salida posible que una guerra. Un final feliz en el que todos fueran tan amigos habría pecado de azucarado y poco creíble. Y si se quiere narrar una guerra con realismo y crudeza -los rasgos que han caracterizado a la autora desde el principio-, se tiene que hablar de las matanzas.
Óscar: Claro, la realidad también es que la ablación sigue presente, la pederastia e incluso las batallas políticas, pero hay ciertos temas que la literatura juvenil no necesita, temas que generan más morbo que otra cosa, cuando lo que de verdad se agradece a estas edades son la aventura y el descubrimiento. El tiempo y los años nos hacen abrir la mente y comprender de forma libre, y es por eso que hasta entonces no veo útil infectar a base de horrores. Hay literatura realista y hay literatura inadecuada. No es lo mismo. Por otra parte, ¿acaso el final feliz está condenado a ser azucarado? No, de eso nada, las cosas podrían haber terminado mejor para los personajes, sobre todo teniendo en cuenta la tira de barbaridades que hemos ido sufriendo, la brutalidad de la que la autora ha ido haciendo gala en aumento. Y sí, muchas de las salvajes muertes de Sinsajo las considero gratuitas, gratuitas para el lector -que no necesita ver a sus queridos protas hechos picadillo- y gratuitas para la historia -que ha terminado convirtiéndose en un sinsentido de sangre-. En definitiva, creo que a Collins se le ha ido bastante la pinza, su estilo agresivo nos ha engañado a muchos. Y mi conclusión es la del principio de este debate: Los Juegos del Hambre no es una novela juvenil y el desenlace deja muchísimo que desear, un despropósito, vaya. Ahora bien, dicho esto, añado que el primer libro me enganchó muchísimo y el segundo casi tanto, y lo que está claro es que al público juvenil le ha ocurrido lo mismo. Es decir, mi visión personal no tiene nada que ver con la comercialidad de esta saga, que es indiscutible.
Cristina: Creo que las quejas por las “muertes gratuitas” se deben más a que el lector no quería ver muerto a X o Y; si solo hubieran fallecido los personajes malvados, nadie protestaría y hasta se aplaudiría la audacia de los buenos para acabar con ellos. La saga siempre ha sido macabra, las únicas aportaciones de Sinsajo son que las motivaciones dejan de ser un entretenimiento del Estado y por primera vez hay pérdidas de personajes muy queridos porque los conocemos de los libros anteriores. Hay que entender que Collins ha intentado reflejar una guerra de forma creíble, esto es, con muchos muertos y sin tiempo para llorarlos. ¿Que el lector no necesita leer esto? Bastante ha hecho ya con mantener vivos a los tres protagonistas. Considero que este desenlace era inevitable y no creo que la autora haya engañado a nadie. Sinsajo me parece un libro magnífico: ha conseguido plasmar perfectamente la atmósfera de una guerra y nos ha sorprendido con la evolución de los personajes. Otra cosa es que el carácter bélico no guste y llame menos la atención que un Gran Hermano letal, pero la crueldad ha estado ahí siempre y este punto y final me parece soberbio.
Moderadora: Enhorabuena a los dos por saber manteneros firmes y debatir con total franqueza y el corazón en la mano. Ahora es el turno del resto del mundo, que en cuanto llegue a estas últimas líneas dispone de todo el espacio que quiera para sumarse al debate y comentar lo batallado. ¡Hasta la próxima!