Una demanda presentada por una
organización llamada Consejo para la Educación e Investigación sobre Sustancias
Tóxicas argumentó que los paquetes de café debían llevar un aviso por contener
acrilamida, una sustancia química que puede causar cáncer. Las compañías
cafeteras no negaron ante el tribunal la presencia de acrilamida, pero
defendieron que está presente en niveles bajos que no representan un “riesgo
significativo” para la salud. El argumento no fue convincente para el juez de
la Corte Superior de Los Ángeles, Elihu Berle, que determinó que el café debía
incluir una etiqueta avisando sobre el riesgo cancerígeno del producto, cumpliendo
con una ley de California. La evidencia muestra que en
adultos sanos el consumo moderado de café no está asociado con un mayor riesgo
de cáncer, pero la advertencia de etiquetado sobre el cáncer puede ser
indispensable y sera el consumidor quien determine si se arriesga o no a
contraerlo tal como ocurre con el cigarrillo.