A finales del mes de octubre pasado conocimos la noticia de que al menos 32 personas se han quedado ciegas por un producto oftalmológico, el perfluorooctano, comercializado bajo la marca Ala Octa. Pero la gravedad del caso puede ser mucho mayor que la anunciada en un principio. Os lo cuento.
Entraron en el quirófano por un desprendimiento de retina y no sólo no se lo curaron sino que se quedaron ciegos. Para siempre. El “culpable” es un producto de uso común en oftalmolgía compuesto por perfluorooctano de la marca comercial Ala Octa.
Este material se introduce en el ojo para readherir a su posición correcta la retina y, generalmente, durante la intervención, una vez que cumple su función, se retira.
Hay varios tipos y varias marcas que durante años han funcionado correctamente, salvo varias partidas de distintos lotes del producto Ala Octa (del laboratorio alemán Alamedics).
Las partidas spechosas se retiraron del mercado el pasado mes de junio. Quienes primero deron a voz de alarma fueron los profesionales del servicio de Oftalmología del Hospital Universitario de Donostia (País Vasco).
La cifra de pacientes con secuelas fue en un principio de 32 personas que con el paso del tiempo se elevó a 41. Entonces la investigación se desarrollaba en al menos once hospitales de España.
La gravedad del caso se multiplica por cuatro. El Hospital Universitario de Canarias ha terminado un exhaustivo repaso de las operaciones de retina realizadas con partidas del controvertido producto y el resultado eleva la incidencia en la Isla de los ocho casos desvelados en su día a un total de 32.
Todos ellos han perdido la visión del ojo en el que fueron intervenidos quirúrgicamente, lo que en muchos casos equivale a la ceguera total al operarse de los dos o sufrir algún mal en el otro ojo. La cifra resulta aún más impactante si se recuerda que el pasado 19 de noviembre Sanidad cifró en 47 los casos detectados en toda España. Es decir, la cifra real puede superar el centenar.
Hay inquietud por el elevadísimo porcentaje de resultados negativos tanto en España como Francia, Bélgica o Alemania, donde también se detectaron esos efectos secundarios. El escándalo ha estallado en los últimos meses pero, como en tantas ocasiones, la punta del iceberg ya había asomado bastante antes.
En 2013 ya se registraron, tanto en España como en Chile, casos con resultado de pérdida de visión en los pacientes operados de la retina en las que se usó perfluorooctano (entonces se comercializaba bajo otra marca).
De hecho, en septiembre de 2013, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) alertó sobre cuatro incidentes en un centro de Navarra relacionados con el producto Meroctane fabricado por Meran Turquía.
En el país americano fueron notificados siete casos. Pero el perfluoroctano volvió a los hospitales españoles, tanto públicos como privados, meses después pero bajo la marca Ala Octa del citado fabricante alemán.
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