Como argumento de autoridad, diré que los Surrealistas adoraban tanto la alta (ser ricos, leer a Freud a Weininger y otros germanos con bigote, a raros como Lautremont...) como la baja cultura (cuentos populares, películas horríbiles que no hubieran ni llegado a una Serie B, pulps, comics...esas cosas que ahora se han convertido en alta cultura para freaks, vamos.) y siguen siendo considerados un cenáculo intelectual, le crema de la intelectualidad. Esto es, un grupo de gafapastas (que no eran de pasta, aunque muchos sí que llevaban gafas) pretenciosos que iban de espontáneos. Y por eso me gustan tanto. Ustedes verán.
Sicalipsis es una preciosa palabra, por cierto.