Para hacer esta mesa reciclada se ha aprovechado el soporte de hierro de una antigua mesa que estaba muy estropeada. La tapa de la mesa ha sido sustituida por un tronco de un árbol caído que se ha cortado horizontalmente.
La ventaja de utilizar un trozo de madera es que a pesar de que las inclemencias del tiempo hacen mella en ella, no pierde su encanto y todas esas grietas y contrastes de colores hacen a la pieza aún más única.
En esta caso se ha optado por dejar esta mesa hecha con un tronco sin pintar ni barnizar, pero si quisiéramos darle un toque más moderno podríamos pintarla de algún color vivo. El único inconveniente es que tendríamos que pintarla cada año para conservarla como el primer día. ¿Qué te parece la idea?
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