Quizá porque ya nacieron como elementos de valor, quizá porque la obsesión por medir el tiempo hizo que el hombre los concibiera bellos, los relojes han sido y son artículos de estética cuidada y han estado siempre presentes como parte del mobiliario y como elementos decorativos en las casas.
Si echamos un ojo a la historia, nos daremos cuenta de que los relojes han evolucionado sorprendentemente. Su tecnología, su fabricación, su precisión, sus prestaciones y sobre todo su precio, han mejorado con el paso del tiempo. Lo que no ha cambiado de los relojes, es lo que parece su natural presencia entre los muebles y la decoración del hogar.
Hoy en día, los relojes no solo están presentes en casa como elementos únicos, sino que hasta muchos electrodomésticos comunes los llevan incorporados. Es más, aunque los relojes no han perdido ni perderán jamás su función práctica, parece que han sumado además un valor decorativo que podemos aprovechar al máximo.
Romanticismo, onirismo, aventura... los relojes ofrecen una carga emocional que al verlos nos provoca sensaciones distintas según nuestras experiencias con ellos y en la vida. ¿Y no es acaso crear sensaciones la intención de la decoración?.
Quizá por eso, hoy seguimos colgando relojes en nuestras paredes, decorando con relojes nuestras estanterías o situando relojes en los rincones menos esperados de nuestras casas.
Como dijimos al comienzo, es un hecho que los relojes decoran. ¿Cómo usas tú los relojes en la decoración?
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