Charles Dickens, en su obra David Copperfield, dedica unas líneas a describir cierto sentimiento que seguro a más de uno os resulta familiar:
“Hay momentos, todo el mundo pasa por ellos, en que lo que decimos o hacemos creemos haberlo hecho y dicho ya en una época muy lejana y lo recordamos como si hubiéramos estado hace siglos rodeados de las mismas personas, de los mismos objetos, de los mismos incidentes; y sabemos perfectamente de antemano lo que nos van a decir después, como si nos volviese la memoria de pronto.”
Así define con total acierto Dickens un déjà vu. Pero, ¿cómo es posible que recordemos algo que no hemos vivido? ¿Cuál es la explicación psicológica de este fenómeno?
¿Qué es exactamente un déjà vu?
Literalmente, el término traducido del francés sería “ya visto” y se refiere, como ya se ha mencionado y como su propio nombre indica, a la sensación de familiaridad que a veces nos evocan ciertas situaciones, personas, lugares o, incluso, palabras que realmente nunca hemos visto, oído, conocido o sentido. Douwe Draaisma (2006) lo describe así: “Se perciben como un recuerdo, aunque no lo son; te hacen creer que sabes lo que va a ocurrir cuando en realidad no puedes predecir nada; y producen un temor vago que carece de fundamento”.
El término fue introducido en 1876 por el filósofo e investigador Émile Boirac, aunque no fue hasta 20 años después cuando apareció por primera vez en la literatura científica. Así, durante más de un siglo, el déjà vu ha sido estudiado desde muy distintas perspectivas, utilizando variados métodos de investigación y utilizando muestras de todas clases.
¿A quién suele afectar?
Alrededor de un 60-79% de la población mundial dice haber experimentado algún déjà vu en su vida y, aunque no parece haber diferencias en cuanto al sexo, sí puede afirmarse que su frecuencia parece reducirse con la edad, siendo mucho más usual en individuos entre los 15 y los 25 años y prácticamente desapareciendo en los adultos de mayor edad. Esto hace pensar que la aparición de déjà vu puede estar relacionada con el desarrollo cerebral, ya que el cerebro humano no está totalmente formado hasta los 25 años de edad, pero los porqués de este fenómeno los dejamos para más adelante.
Asimismo, según diversos estudios, este fenómeno suele estar asociado a situaciones de estrés y fatiga, así como se relaciona también con el nivel socioecónomico y educativo; cuanto más alto sea el nivel socioeconómico y/o educativo de la persona, especialmente si dedica tiempo a ver películas o viajar, mayor será la probabilidad de que experimente algún déjà vu. Esto podría explicarse de la siguiente forma: tener más dinero nos permite viajar más y es a través de estos viajes como tenemos la oportunidad de ver, experimentar e interactuar con nuevos lugares y personas que pueden desencadenar esa sensación de familiaridad tan característica de los déjà vu, y aún más si dichos lugares han aparecido en películas que hemos visto previamente.
– No.
– Qué extraño.
© Jim Davis.
Finalmente, resultados de investigaciones con población clínica (es decir, personas que sufren algún trastorno psicológico) parecen señalar que existe una relación directa entre la experiencia de déjà vu y trastornos como la esquizofrenia o la ansiedad, aunque es en los casos de epilepsia del lóbulo temporal donde más parece darse este fenómeno. Entonces, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Quiere decir esto que los déjà vu tienen un origen neurológico?
¿Por qué ocurre?
Actualmente, existen diversas aproximaciones científicas que intentan explicar este curioso fenómeno y que pueden dividirse en cuatro grandes categorías:
- Teorías relacionadas con la memoria: La explicación más extendida es que se trata de un fenómeno de paramnesia, es decir, se produce una distorsión de la memoria, ya sea por alteración del reconocimiento de una situación dada, por la que los estímulos no conocidos adquieren una familiaridad implícita.
- Teorías neurológicas: Siguiendo lo mencionado en el apartado anterior, los casos de déjà vu en personas con epilepsia del lóbulo temporal han dado lugar a una línea de investigación basada en la idea de que el fenómeno aparece debido una interrupción en la transmisión neuronal. De esta forma, se produciría un fallo en la comunicación de los mensajes cerebrales, causando esa sensación de vago recuerdo de algo que realmente se experimenta por primera vez. Cabe señalar, además, que el lóbulo temporal cumple una función esencial en los procesos de memoria.
- Teorías atencionales y de la percepción: En este caso, el fallo tiene lugar en nuestra atención. Por ejemplo, cuando entramos en una habitación, numerosos estímulos inundan nuestra percepción, haciendo que nuestro foco atencional se diriga a algunos y no aprecie más débilmente otros también presentes. Más tarde, estas “percepciones desatendidas” pasan a ser atendidas plenamente, provocando una especie de “eco” atencional, lo que nos provocaría esa sensación de extraña familiaridad. Esta perspectiva cobra especial sentido cuando el déjà vu se experimenta en situación de estrés, fatiga o ansiedad, ya que atención y percepción se ven limitadas en estos momentos.
- Teorías relacionadas con el procesamiento dual: Esta perspectiva, en estrecha relación con las anteriores, defiende que se trata de situaciones en las que dos procesos cognitivos (atención, memoria, lenguaje, etc.) que habitualmente se dan de manera simultánea, se desincronizan momentáneamente, adelantándose uno al otro y provocando ese falso reconocimiento.
En general, estas líneas de investigación no son incompatibles, sino más bien podrían considerarse complementarias.
Otros fenómenos déjà
Además del déjà vu, existen muchos otros fenómenos relacionados, aunque menos conocidos, en los que también se da esa sensación de recuerdo vago y familiaridad. Algunos autores han llegado a enumerar hasta 53 distintos, aunque nosotros señalaremos sólo algunos, como son:
- Déjà vécu: En realidad, este sería el término correcto para referirnos a lo “ya vivido”, ya que lo que comúnmente llamamos déjà vu no hace referencia únicamente a lo que vemos, sino que también implica otros sentidos.
- Déjà rêve: Cuenta la leyenda que, semanas antes de su asesinato, Abraham Lincoln soñó con su muerte. El pintor David Mandell soñó tres veces con aviones estrellándose contra las Torres Gemelas y en 1996 retrató dicho suceso. Estos fenómenos son conocidos como “ya soñado” y según algunas investigaciones hasta un 95% de la población mundial dice haberlo experimentado alguna vez.
- Déjà visité: Es lo “ya visitado”, esto es, la sensación de haber estado en algún lugar nuevo e, incluso, llegar a saber los caminos de un punto a otro de dicho lugar.
- Jamais vu: Se trata del efecto contrario al déjà vu y se traduce literalmente como “nunca visto”. En estos casos, la persona no reconoce una situación, lugar o persona que realmente sí ha visto o conocido previamente.
- Déjà entendu, déjà raconté, déjà trouvé, déjà fait: Hacen referencia específicamente a la falsa sensación de haber oído, haber contado, haber conocido (a alguien) y haber hecho algo, respectivamente.
Referencias
Brown, A. S. (2003). A review of the déjà vu experience. Psychological Bulletin, 129, 394-413.
Brown, A. S. (2004). The déjà vu experience. Nueva York: Psychology Press.
Draaisma, D. (2006). Por qué el tiempo vuela cuando nos hacemos mayores. Madrid: Alianza Editorial.
Funkhouser, A. y Schredl, M. (2010). The frequency of déjà vu (déjà rêve) and the effects of age, dream recall frequency and personality factors. International Journal of Dream Research, 3, 60-64.
Neppe, V. M. (1983). The Psychology of Déjà Vu: Have I been here before? Witwatersrand: University Press.
*Esta entrada fue sugerencia de Pedro Carrascosa. ¡Gracias!