La cosa no podía quedar ahí y sentía la necesidad de unir mis progresos con el lápiz a los hilos. ¡Manos a la obra! Escaneé mis dibujos y los imprimí. Compré papel carbón para calcar sobre la tela y escogí los hilos.
Una vez acabado no dudé ni un segundo para quién era. Su nueva dueña ya lo tiene, porque la quiero hasta la luna y volver y no quiero que olvide nunca que todo pasa y que nos enviaremos energía mútua de por vida. Som les súper E's.