Dependencia amorosa inconsciente

Por Virginia Picó
Conocer y conquistar a la persona con quien vivir un amor feliz no es cuestión de suerte sino también de actitud. Las oportunidades no llegan, TÚ las creas. El amor es una experiencia universal que marca la existencia humana. Constituye una tarea compleja y llena de matices. Matices inconscientes que son los que nos empujan a tomar la decisión de emparejarnos o no con alguien. Una pareja ocupa muchas funciones y lugares en tu vida y en tu psique:
  1. El ser que te da la posibilidad de dar vida y crear un nuevo clan.
  2. Un ego que se encuentra con tu ego.
  3. El encargado de participar en la continuidad de tu sistema familiar.
  4. Un compañero de viaje para tu alma.

EN CADA UNO DE ESTOS NIVELES HAY MEMORIAS Y REALIDADES INCONSCIENTES DISTINTAS

Todas estas memorias inconscientes a nivel psicológico son las que influyen en el momento de elegir pareja. No te engañes, el inconsciente es el que elige por ti! Una de las memorias inconscientes que produce más bloqueos en las relaciones amorosas son las dependencias afectivas, actúan desde tu inconsciente de forma tan sibilina que, ante la búsqueda de una nueva pareja, se activan como un resorte recordándote esas carencias que aún no has trabajado, no has identificado y, por lo tanto, te enseñarán la lección una y otra vez hasta que no tengas más remedio que plantearte solucionarlo.

Dependencia de la opinión externa “quiero que me acepten

Juan, de 38 años trabaja como delegado internacional en una empresa de importación-exportación. En cada reunión de grupo se muestra obsesionado con la opinión que tendrán de él, por este motivo, invierte muchas horas de su tiempo para prepararse las reuniones. Cuando habla en las reuniones está más pendiente de las caras de los demás, de lo que hablan de soslayo y se agobia pensando en la imagen que está dando.

Este es el típico caso de sufrimiento por pensamiento negativo y de auto-valoración negativa. Teme no cubrir las expectativas de la otra persona, siempre cree que podría hacerlo mejor, tiende a pensar que los demás tienen una opinión negativa de él. Esta situación le produce mucho dolor y sufrimiento, hasta tal punto que evita tener relaciones sociales por miedo a las críticas que pueda recibir.

Dependencia de la valoración externa “quiero ser alguien para los demás

María, de 43 años es procuradora en un bufete de abogados. Pese a que hace años acabó la carrera y lleva una dilatada trayectoria profesional, siente que no es suficientemente buena en su trabajo, duda de su inteligencia y para compensarlo siempre está realizando cursos y máster. Tiene una imagen más positiva de los demás que de sí misma, y por este motivo se esfuerza en demostrar a los demás que también sabe, que no es tonta. Tanto es su afán que los demás le rindan reconocimiento que en cualquier reunión da buena cuenta que sabe de todo y de su perfección, obteniendo el resultado contrario al que busca, rechazo.

Dependencia del afecto externo “quiero que me quieran”

Elena, 48 años trabaja como funcionaria. Sus relaciones afectivas han sido pocas y frustradas. Necesita que la quieran, y en su afán de conseguirlo está dispuesta a sacrificar tiempo y esfuerzo por los demás (hace favores, es amable, ayuda a los demás sin que lo pidan), pero jamás ha conseguido sentirse querida plenamente por los demás. Su constante apego hacia los demás resulta demasiado cargante. No consigue mantener relaciones afectivas y amistosas estables porque tiene miedo a ser rechazada.

¿Te sientes identificada/o en alguno de estos casos? Revísate, cuídate y sácatelas de encima!

fuente: Amar o depender. W. Riso