Dependencia emocional en la pareja: ¿Qué tipo de pareja tendré?

Por Centro Psiconet

Hasta el momento nos hemos centrado en los principales factores y características habituales cuando tenemos dependencia emocional, pero… ¿qué hay de los protagonistas de nuestros desvelos?

Es frecuente contar con un extenso historial a nuestras espaldas de parejas, pretendientes o (con el permiso de la RAE) amigovios con los que, curiosamente, no tendremos por qué haber experimentado dependencia.

No todas nuestras relaciones habrán estado basadas en un desequilibrio afectivo entre lo que damos y lo que recibimos, pero haciendo referencia a los contextos de crianza de los que hablamos la semana pasada, si estamos acostumbrados a luchar por conseguir atención, aquellas personas que nos den fácilmente afecto desmedido no acabarán de llenarnos, convirtiéndose en una “relación de transición” en la que permanecer hasta encontrar a quien verdaderamente cumpla nuestras expectativas.

Paradójicamente, nuestra tendencia será la de buscar a aquellas personas que mantengan nuestro hábito de esforzarnos por conseguir su aceptación, que es a lo que estamos acostumbrados.

Para ilustrar esta paradoja, pensemos en la clásica película americana donde la protagonista se ve irremediablemente atraída por el rebelde de la clase (que no ha dado muestras de saber que ella existe), a pesar de ser consciente que su mejor amigo sería capaz de bajarle la luna si se lo pidiera.

¿Cuál sería el prototipo de pareja que más nos llamaría la atención? Según Jorge Castelló estos son los perfiles más habituales:

– El narcisista: El prototipo más habitual. Quien está encantado de haberse conocido no necesita buscar el afecto en los demás, puesto que tiene suficiente consigo mismo. Se mostrará distante y arrogante con su pareja, incluso descargando en ella sus frustraciones personales. Este comportamiento dominante basado en el desinterés es interpretado como un signo de fortaleza, poder y protección, favoreciendo que la persona con dependencia emocional le idealice.

– El “ni contigo ni sin ti”: Se comporta de forma contradictoria. Unas veces se muestra distante y negando ser una pareja; Otras veces es cariñoso y atento. Esta ambigüedad e incertidumbre constante es su principal reclamo.

 – El rebelde sin causa: Conflictivo, problemático y muchas veces con problemas de adicción. Les consideraremos únicos e interesantes, quizás viendo en ellos un proyecto personal de reconversión: “Yo te salvaré”.

 – El posesivo: En este caso no hay ni rastro de distanciamiento ni desinterés, sino todo lo contrario. Este tipo de personas quieren a su pareja de forma exclusiva y constante, pero asumiendo un rol dominante y tiránico. Son muy ambivalentes, ya que quieren, necesitan y odian a su pareja. Todo al mismo tiempo.

Veremos su dominancia como un signo de fuerza personal, además de tener al lado a alguien poderoso que no duda en darnos cercanía y afectividad constantes. El problema viene cuando esta dominación estalla en ataques de ira y violencia hacia nosotros, además de tratarse de un tipo de relación basada en una doble dependencia emocional, lo que hace que esta dinámica sea difícil de manejar.

Al igual que con las características principales de la dependencia emocional y con los diversos contextos familiares de crianza, en el caso de las parejas existen también matices más allá de estos prototipos. En cualquier caso, parecen claros los dos requisitos necesarios: Cierta arrogancia o ego y conductas de aparente desinterés o frialdad.