Hay una tendencia a contemplar la parte negativa de la palabra “dependencia” al asociar este término con el estilo de la personalidad dependiente, con la dependencia a sustancias (drogas o alcohol) conocida como “co-dependencia” y también con la dependencia asociada a las relacionas de pareja, fundamentalmente la relacionada con la violencia de género.
Hablando de la dependencia…
Existe una desmesurada necesidad, casi una exigencia, de no depender de nada ni de nadie, de ser totalmente autónomos, y resulta curioso que la sola mención de la palabra “dependencia” lleve aparejada una connotación intensamente negativa. Me pregunto el por qué de esa tendencia y concluyo que hay una propensión a contemplar la parte negativa de este vocablo al asociar el término dependencia con el estilo de la personalidad dependiente, con la dependencia a sustancias (drogas o alcohol) conocida como “co-dependencia” y también con la dependencia asociada a las relacionas de pareja, fundamentalmente la relacionada con la violencia de género.
No se tiene en cuenta que, ya desde el momento en que somos concebidos hasta el nacimiento y posterior desarrollo evolutivo, todos nos encontramos en una situación de dependencia, directa o indirecta, con alguien o con algo: con nuestros progenitores, con otras personas, con el aire que respiramos, con los alimentos que posibilitan el saludable desarrollo de nuestro organismo, circunstancias de las que se colige que como seres sociales que somos, necesitamos de la dependencia para sobrevivir.
De entrada, diferenciaré dos formas de dependencia:
- Dependencia sana, saludable y positiva que lleva implícita un denominador común de: intimidad, igualdad, autonomía y libertad.
- Dependencia tóxica, malsana y negativa en la que se encuentran excluidos de la relación los términos anteriormente mencionados de intimidad, igualdad, autonomía y libertad.
Para clarificar estos términos, que en ocasiones inducen a confusión, pasaré a diferenciar cuatro conceptos: dependencia, co-dependencia, inter-dependencia y finalmente in-dependencia.
¿Qué es la dependencia?
Una primera acepción o significado del término “dependencia” hace referencia a toda relación que implique la subordinación de un inferior a un superior. Una segunda acepción hace referencia a la existencia de un vínculo en una relación afectiva.
La OMS, en 1980, definió la dependencia como la «restricción o ausencia de la capacidad de realizar alguna actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal».
En 1998, el Consejo de Europa describió la dependencia como el estado en que se encuentran ciertas personas que «por razones ligadas a la falta o la pérdida de capacidad física, psíquica o intelectual tienen necesidad de asistencia o ayudas importantes para realizar las actividades de la vida diaria».
En base a estas definiciones, habría que distinguir entre:
- Dependencia funcional. Su característica fundamental radica en la falta de autonomía física o motora de la persona para poder desenvolverse con total autonomía y la necesidad de asistencia por parte de otros o la ayuda de un objeto.
- Dependencia relacional. Implica la existencia, a priori, de una relación afectiva (amistad, pareja) que da lugar a un vínculo entre dos personas. Las características fundamentales de esta dependencia relacional son: protección, apoyo, ayuda mutua y el sometimiento de una parte a la voluntad de la otra.
- Dependencia de sustancias. Es un patrón desadaptativo a sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado por la tolerancia o necesidad de incrementar la dosis que se administra para alcanzar los mismos efectos que anteriormente se conseguían con dosis menores y la dependencia propiamente dicha, un estado que impulsa al adicto a seguir consumiendo para evitar los síntomas que resultan de la abstinencia. Existen dos tipos de dependencias: dependencia física, caracterizada por una serie de trastornos fisiológicos adversos derivados de la falta de consumo, y la dependencia psicológica consistente en un sentimiento de satisfacción y el deseo de repetir la experiencia con la droga para evitar el malestar que produce no administrársela.
No debe confundirse la dependencia de sustancias con el abuso de sustancias. El abuso de sustancias es un patrón desadaptativo del uso de sustancias acompañado de consecuencias adversas que siguen al uso repetido de la sustancia y que no incluye ni la tolerancia ni la abstinencia.
¿Qué es la dependencia emocional?
La dependencia emocional o afectiva, está relacionada con las emociones, con los afectos y con la capacidad/calidad para establecer vínculos significativos con otras personas. Implica por lo tanto una relación previa afectiva.
Antes de adentrarnos en la descripción de la dependencia emocional me gustaría incidir en la tendencia a relacionar, de forma inadecuada, el enamoramiento con la dependencia emocional ya que, si bien es cierto que durante el periodo de enamoramiento se tiende a idealizar al ser amado, en la dependencia emocional, lo que se produce es una dificultad para relacionarse en el plano de igualdad y una inclinación por las relaciones asimétricas que abarcan desde la admiración a la sumisión.
La relación de dependencia suele ser mutua, aunque con la asunción de diferentes roles por parte de cada elemento de la pareja, ya que una de las partes se arroga el papel de “débil” y necesita de la ayuda de la otra, o parte “fuerte”. En el vínculo que se establece en este tipo de relación de dependencia, cada una de las partes obtiene un beneficio.
Por otro lado, nos encontramos con un patrón crónico de necesidades emocionales insatisfechas desde la infancia que, al llegar a la edad adulta, se busca satisfacer mediante relaciones interpersonales muy estrechas. Las relaciones que se establecen adoptan una posición de subordinación asimétrica y este patrón de necesidades incluye creencias acerca de la visión de sí mismo (entra en juego nuestra Función Personalidad) y de la relación con los otros, tales como creencias sobrevaloradas frente a la amistad, la intimidad y la inter-dependencia.
Dependencia emocional y Terapia Gestalt
Desde la perspectiva de campo de la Terapia Gestalt, la dependencia es un fenómeno de campo que se encuentra inexorablemente relacionada con la historia personal del individuo. Es por ello que las primeras experiencias relacionales afectivas de la persona dependiente pudieran ser carentes de apoyo, frustrantes, insatisfactorias, frías o distantes. Es decir, nos encontraríamos ante seres que no se han sentido adecuadamente queridos, apoyados y valorados por su entorno o por las personas para ellos significativas.
Estas primeras experiencias tempranas de la persona contribuyen a establecer, en la edad adulta, unas formas confluentes de relación, determinando al mismo tiempo una búsqueda desesperada de las necesidades emocionales insatisfechas en el otro, al que tienden a idealizar. La necesidad emocional, está basada en un anhelo irresistible de ser querido, escuchado, apoyado o atendido y que se le proporcione al individuo el ansiado afecto.
Debido a esta confluencia o simbiosis establecida en las relaciones, queda excluida la posibilidad de experimentar la afectividad como un intercambio igualitario y recíproco, convirtiéndose en una sumisión (salvador-salvado, cuidador-cuidado, controlador-controlado) con el fin de evitar el miedo al abandono y a la soledad que siente la persona dependiente. Este es el miedo que induce, en las relaciones en las que se sufre violencia de género, a permanecer la víctima secuestrada en las mismas por su incapacidad para abandonar la relación tóxica.
Los esquemas de relación adquiridos se perpetúan o alimentan a sí mismos y se mantienen por las respuestas o reacciones complementarias de las personas con las que interactúan.
Características fundamentales de la dependencia emocional
- Ansia desmesurada de sentir la aprobación de los demás.
- La excesiva carencia afectiva predispone a mantener relaciones “en exclusiva” donde se produce una exagerada necesidad de disponer constantemente de la presencia de la otra persona.
- Dificultad para mantener relaciones igualitarias. En las relaciones que así se establecen, se tiende a posicionamientos de subordinación o “asimétricos“.
- Dicha subordinación es un medio, y no un fin. Los dependientes emocionales se dan para recibir por su terrible anhelo de mantener la relación.
- Aunque sus relaciones no llenan el vacío emocional que padecen, sí que lo atenúan.
- La ruptura les supone un auténtico trauma, pero sus deseos de tener una relación son tan grandes que, una vez han comenzado a recuperarse, buscan con el mismo ímpetu una nueva relación. Suelen tener una prolongada historia de rupturas y nuevos intentos en cadena.
- Presentan cierto déficit de habilidades sociales. Su baja autoestima y constante necesidad de agradar, impide que desarrollen una adecuada asertividad. Además, si su demanda de atención hacia otra persona alcanza ciertos límites, pueden manifestarla sin importarles demasiado la situación o las circunstancias, quedando así en evidencia una falta de empatía.
- Baja autoestima y un autoconcepto negativo no ajustado a la realidad.
¿Qué es la co-dependencia?
La co-dependencia es un vínculo patológico caracterizado por un patrón que se manifiesta en la persona que tiene una relación directa e íntima con otra, sea éste familiar o amigo, que sufre alcoholismo o una drogodependencia y que, sin desearlo, propicia a que persevere en su adicción.
Podríamos afirmar que la co-dependencia es la adicción a una persona y a sus problemas. Así, adicción y co-dependencia podrían ser lo mismo al compartir las mismas características: negación, obsesión, compulsión y pérdida de control.
Características fundamentales de la co-dependencia
- Dificultad para establecer y mantener relaciones intimas sanas.
- Necesidad obsesiva de controlar la conducta de otros.
- Necesidad de ser hiper-responsables por las conductas de otros.
- Excesiva necesidad de aprobación por los demás.
- Gran sentimiento de incapacidad.
- Conductas compulsivas.
- Baja autoestima.
- Autoconcepto negativo.
- Desconfianza.
- Perfeccionismo.
- Represión de emociones.
- Miedo a la soledad.
Resulta paradójico que la persona co-dependiente se sienta víctima porque antepone la ayuda a la persona que sufre la adicción a su propia felicidad, motivo por el cual queda seriamente dificultada su parcela de esparcimiento personal. Esta “victimización” es una característica que forma parte de la desigualdad existente en la relación.
Diferencias fundamentales entre la co-dependencia y la dependencia emocional
Suele surgir una generalización al confundir erróneamente la co-dependencia con la dependencia emocional, y es frecuente utilizar el término co-dependencia cuando en realidad se está haciendo referencia a la dependencia emocional.
Si bien ambos conceptos comparten algunas características, hay dos claras diferencias:
- La co-dependencia está condicionada a una relación directa, íntima o de convivencia con una persona drogodependiente, una persona alcohólica e incluso se hace también extensiva a la dependencia de un cuidador con el enfermo crónico que está a su cargo. Sin embargo, en la dependencia emocional, la relación establecida no se está condicionada a estas características ya que incluso darse en el caso de una persona que viva sola.
- En la co-dependencia existe una abnegación altruista por el cuidado de la persona con problemas (o bien enferma), así como una exagerada falta de desatención hacia las propias necesidades. Sin embargo, en la dependencia emocional la persona está únicamente centrada en sus propias necesidades de demanda emocional.
¿Qué es la inter-dependencia?
El término inter-dependencia fue utilizado por primera vez por Mahatma Gandhi, en 1929, entendiéndola como tal una autosuficiencia que debería ser el ideal de la persona.
Atendiendo a la definición que nos ofrece el diccionario nos encontramos con dos acepciones: por un lado dependencia recíproca, y por otro, dependencia mutua entre personas, entidades, naciones, etc.
En base a la anterior definición, podemos entender la inter-dependencia como una dependencia sana basada en una relación de dependencia mutua y equitativa ajustada a los principios de igualdad, intimidad y reciprocidad.
Desde la perspectiva de campo de la Terapia Gestalt, el “contacto” es una forma de invitar al otro a entrar en la relación de una manera íntima, igualitaria, autónoma, y libre. El resultado de este encuentro indiferenciado con el otro mediante el “contacto” es la co-creación de un “Yo” y un “Tú” diferenciados de los que surge un “Nosotros” en sana confluencia.
Es decir, en la inter-dependencia se da una aceptación plena de las diferencias entre ambas partes, obteniendo al mismo tiempo un beneficio recíproco de este tipo de relación: un crecimiento y enriquecimiento mutuo.
“El ambiente y el organismo están en una relación de reciprocidad.
Ninguno es víctima del otro.
Su relación es de hecho una relación de opuestos dialécticos”.
(Fritz Perls)
¿Qué es la in-dependencia?
Así como al principio del artículo hablaba de la tendencia a contemplar la parte negativa del término dependencia, algo muy distinto sucede con la in-dependencia, término opuesto a la dependencia que, por el contrario a ésta, goza de muy buena reputación.
El término in-dependencia tiene dos acepciones:
- Falta de dependencia: no estar sometido a nadie ni a nada.
- Situación en la que el individuo goza de libertad y de autonomía.
De ambas acepciones llegamos a la siguiente definición: “La persona in-dependiente no se encuentra sometida a nada ni a nadie y goza de total libertad y autonomía”.
La in-dependencia es una forma relacional individualista en la que el individuo es capaz de funcionar sin la ayuda, apoyo o protección de los otros. Sin embargo, no olvidemos que la in-dependencia implica libertad pero no exime de responsabilidad.
A modo de conclusión…
A modo de conclusión final podríamos afirmar, siendo realistas, que el término medio y saludable entre la dependencia, pasando por la co-dependencia hasta llegar a la in-dependencia, se encuentra en la inter-dependencia.
En la inter-dependencia se co-construye un vínculo afectivo en el que las partes incluidas en la relación se encuentran implicadas en una reciprocidad de crecimiento y un enriquecimiento cimentado en las consecuencias del dar y el recibir.
Clotilde Sarrió – Terapia Gestalt Valencia
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