Esto es normal, pues la tristeza es una respuesta del organismo para recuperarse de los malestares emocionales.
Sin embargo, los expertos te sugieren que observes que este sentimiento no esté presente por más de dos semanas, pues de ser así, podría tratarse de depresión, padecimiento que si no es tratado a tiempo puede afectar seriamente tu salud mental.
Tristeza
Si la tristeza te invade, no luches con ella, pues esta conducta lejos de ayudarte a aliviar el malestar, puede acrecentarlo, al negar una reacción natural de tu cuerpo.
“Es importante que las personas sepan que esta emoción es un impulso de su cerebro, encaminado a disminuir sus funciones y llevarlas a un estado de introspección, cuya finalidad es que reflexionen sobre el evento que les afectó”, comenta Alejandro Molina, psiquiatra de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Cuando la melancolía llega es importante procurarse un espacio de tranquilidad para detectar qué circunstancia desencadenó dicho sentimiento y si se tuvo alguna responsabilidad, analizar en qué consistió, aconseja.
Compartir tus sentimientos con alguna persona de confianza, también puede hacerte sentir mejor, pues así podrás descargar tu malestar, escucharte y sentirte comprendido por alguien más.
Depresión
La depresión es mucho más compleja que la tristeza, pues es un trastorno psiquiátrico que puede originarse por diversas causas. El entorno social y familiar, el estado de salud, los sucesos traumáticos e, incluso, algunos casos factores genéticos se relacionan con ésta.
“Este padecimiento se caracteriza por la tristeza mantenida durante más de dos semanas, que se acompaña de alteraciones en la concentración, la alimentación, el sueño y la vida sexual”, según datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Quienes la sufren presentan apatía, irritación, ansiedad, enojo, culpa, fatiga y dolores físicos, aunque no padezcan ningún mal de esta índole, e ideación suicida, asegura Molina.
Indica que existen dos tipos de depresión: menor y mayor. A quienes sufren depresión les recomienda acudir con el psicólogo y psiquiatra.
Fuente: Alejandro Molina